Con nubes en casi todo el país y una lluvia pertinaz en Berlín, esta mañana a las 8 abrieron las oficinas de voto en Alemania , donde 61,5 millones de electores deberían confirmar lo que los sondeos predicen desde hace semanas: el rotundo triunfo de la actual canciller , Angela Merkel .
Cuando cierren las ofician de voto, esta noche a las 18 (13 de Argentina), la «canciller de hierro» -como la llaman los alemanes- debería en efecto obtener un nuevo mandato de cuatro años al frente de la primera economía europea y la cuarta mundial.
Al mismo tiempo, estas elecciones legislativas deberían oficializar un avance espectacular de la derecha populista y nacionalista en Alemania . Todas las encuestas previas a estos comicios lo predijeron: Alternativa para Alemania (AfD) debería llegar en tercera posición con un caudal de entre 10 y 13% de los votos, detrás de los demócrata-cristianos (CDU) de Merkel y los social-demócratas de su principal rival, Martin Schulz.
Es tal vez por esos resultados sin sorpresas y después de una campaña aburrida y sin auténticos debates que los alemanes irán hoy a votar sin verdadero entusiasmo.
«Vine a votar consciente de que nada cambiará en los próximos cuatro años», confiesa Mark Tager, médico de 35 años antes de depositar su voto en una oficina de Mitte, barrio histórico del corazón de Berlín.
La lluvia persistente y una ciudad totalmente bloqueada por el maratón de Berlín, que coincidió este año con las elecciones, no alentaron a los electores a desplazarse por la mañana.
«Por el momento, la gente parece mucho más interesada en las performances de Anna Ahner, la estrella del deporte alemán que participa en la carrera, que en lo que sucederá en las urnas», reconoce un fiscal de mesa en una escuela de Kreuzberg, al sureste de la ciudad.
Ayer, enfundada en una inhabitual chaqueta color amarillo huevo, Merkel pasó su último día de campaña haciendo esporádicas apariciones en su feudo electoral de Mecklenburg-Vorpommern. Su principal rival, Martin Schulz, cerró su programa frente a unos 4000 simpatizantes en su ciudad natal de Würselen.
Estas elecciones también deberían marcar el retorno del Partido Liberal Democrático (FDP), miembro potencial de la futura coalición de Angela Merkel. La formación liderada por el joven Christian Lidner había dejado el Parlamento en 2013, después de obtener menos de 5% de los votos.
Por el momento, la gran incógnita de la jornada será la amplitud de la abstención que, según los últimos sondeos, podría elevarse al 34%, contra 29% hace cuatro años. Una campaña sin energía ni verdadero debate de los grandes temas de sociedad explican ese desinterés. Para justificar ese desamor, muchos electores subrayan el lema escogido por la misma canciller para defender su candidatura: «Alemania va bien».
«En otras palabras -explican-, no hay nada para cambiar».
Fuente: La Nación