Benjamín Torres Uballe
La noticia de la semana no fue la enésima amenaza tuitera de Donald Trump respecto a que Estados Unidos podría abandonar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Al peliteñido cada vez le hacen menos caso los mercados internacionales, pues rápido se dieron cuenta de que es más hablantín que pensante. Parece que ya ni en México se espantan. Aunque no deja de ser peligroso, particularmente si tiene acceso al arsenal nuclear de la unión americana.
Tampoco lo fue que Ricardo Monreal se alebrestara porque en Morena no le dieron la candidatura a jefe de Gobierno de la Ciudad de México. El “dedazo” de Andrés Manuel López Obrador —disfrazado de una ridícula encuesta— fue a favor de su consentida Claudia Sheinbaum, quien por cierto le manejó el tema de los segundos pisos cuando el tabasqueño era el mandamás en la capital de la República. Todo mundo sabía que ella sería la ungida, así que el berrinche del delegado de la Cuauhtémoc es para sacar raja de la coyuntura, sólo que olvida un pequeño detalle: el dueño de Morena es López Obrador y no va a permitir que lo espanten con pataletas.
Incluso, el gran impacto mediático no se originó en la información “sorprendente” del Coneval, que —al estilo Houdini— hizo desaparecer 1.9 millones de pobres, al pasar éstos de 55.3 millones de pobres en 2014 a 53.4 para el cierre de 2016. Suponiendo que alguien crea las maquilladas cifras oficiales abastecidas por el otrora prestigiado INEGI, de todos modos en México, bajo ese panorama, la cantidad de población en pobreza es inadmisible y una vergüenza para una nación que mantiene a 500 diputados y 128 senadores, a una obesa e inservible alta burocracia, además de despilfarrar 13 mil millones de pesos en financiamientos a partidos para el próximo proceso electoral.
Alguien pensaría —con toda razón— que la fuerza noticiosa derivó de los enormes daños del huracán Harvey, que arrasó con una gran zona de Texas, donde por cierto la comunidad mexicana es grande. O de las torrenciales lluvias que han azotado de manera inclemente el Valle de México y miles de casas han sido dañadas a causa de las inundaciones, pero también por la mala planeación urbana, negligencia de las autoridades y, sobre todo, la basura que se tira en las calles.
Menos aún se llevó las palmas de los medios de comunicación la revelación de The New York Times acerca de que el presidente Peña Nieto habría pedido al influyente empresario mexicano, don Claudio X. González Laporte —a la sazón presidente del Consejo Mexicano de Hombres de Negocios—, el pasado 11 de mayo durante una reunión privada en Los Pinos, que su hijo Claudio X. González Guajardo “dejara de ser tan crítico con el gobierno”. Además, según el diario, el mandatario agregó: “La sociedad civil no debe pasar tanto tiempo hablando de corrupción”.
Si bien la Presidencia negó que la charla haya sido en esos términos, la opinión pública considera que, si acaso se dedica mucho tiempo a criticar la persistente corrupción, sencillamente es lo que sobra en los tres niveles de gobierno. El gravísimo problema no se elimina con dejar de hablar de él, aunque ello cause enorme molestia.
El impacto, lo que debió destacarse profusamente, a juicio del autor de esta columna, se da en la entrevista que El Universal realizó al presidente Enrique Peña Nieto y que fue publicada este jueves. En las declaraciones del mandatario aparece la joya presidencial. A la pregunta del reportero: “¿Qué perfil debería tener el candidato del PRI?”, la respuesta parece la carta a Santa Claus enviada con algunos meses de anticipación:
“Por lo menos dos atributos importantes de quien resulte abanderado del partido: uno, que sea alguien que tenga una visión clara del México que quiere construir, y al que quiera aportar, que haya claridad en la visión de hacia dónde va el país y cómo debe caminar y avanzar para llegar a mejores condiciones. Y dos, un perfil eminentemente de una conducta y trayectoria honesta, limpia, de reconocimiento y de prestigio, porque creo que eso hará que el PRI tenga un candidato altamente competitivo”.
El deseo del jefe supremo del priismo implicaría una titánica y estéril tarea, si ésta es llevada a cabo en la alta militancia del tricolor. Los casos de Javier Duarte, Roberto Borge, Tomás Yarrington y César Duarte son muestra contundente que los probos perfiles mencionados por el mexiquense simplemente no existen en el Revolucionario Institucional. Ahora comprendemos a cabalidad por qué se abrieron las puertas en Insurgentes Norte a los candidatos externos.
MORENA LE HACE EL FEO A JOSÉ LUIS DURÁN REVELES
Quien anda que no lo calienta ni el sol es el ex presidente de Naucalpan, José Luis Durán Reveles. Nos comentan que después de su coqueteo con Morena y de que este instituto político decidiera proyectar a mujeres como comisionadas municipales para el proceso electoral del 2018, al panista no le quedó más remedio que enfilarse a las oficinas locales de Acción Nacional para refrendar su militancia azul de último minuto. Ah, qué señor Durán tan “ingenuo”.
@BTU15