Por Carlos Ferreyra
El quinto informe del presidente Enrique Peña Nieto no es algo que me quite el sueño. Desde luego no pienso leerlo ni creo que sea necesario para entender que no tuvo razones válidas para explicar la más de una decena de periodistas muertos, sin que se haya emprendido una sola averiguación y, consecuentemente, el castigo de alguien.
Prendido del mismo tema, evidentemente careció de argumentos para explicar la protección cínica al ex gobernador de Veracruz, ese ser amorfo moral y físico, verdadero fenómeno de circo que todo acto que emprende lo convierte en espectáculo carpero. Por allí vino la muerte de media docena de informadores.
Me complació ver que por primera ocasión soy sujeto de una noticia de ocho columnas en un diario capitalino: somos 53.4 millones de mexicanos en franca pobreza y bueno, al menos merecemos una primera plana.
Este punto seguramente fue evadido porque la macroeconomía va muy bien, las grandes empresas siguen ganando dinero a pasto, unas con mano de obra esclava, otras abusando de concesiones que los eximen de impuestos, como las mineras canadienses, y muchos más que se han apropiado de calles y caminos, hoy de cuota.
De los muertos del sexenio, dicen que 75 mil, pues digamos que es un problema de percepción de quienes propalan tal infundio. En todo caso no ha sido Peña Nieto quien los ha matado. ¿Que tiene responsabilidad como cabeza del gobierno? Bueno sí, pero no puede saber todo lo que hacen sus colaboradores, entonces no puede informar nada al respecto.
El presidente se ha mantenido en una burbuja desde la que ve pasar la vida en coloridos panoramas, gratos a la vista, cierto, pero falsos. De hecho habrá que considerar que lo han mantenido en esa burbuja sus más estrechos colaboradores, ésos que le presentan informes optimistas sobre la acelerada marcha del país hacia la modernidad y el progreso.
En el Informe tampoco habrá hablado de las causas por las que mantiene en sus cargos a tipos de tal laya como Miranda, el que desbarrancó toda posibilidad de disciplinar a los dizque mentores del CNTE. Les dio muchísimo dinero, les reconoció salarios suspendidos por no asistir a sus labores, accedió a que les dieran gratificaciones y gastos por su permanencia en el plantón en el DF.
Hoy, desde sus responsabilidad a cargo de los grupos marginales del país, acude al Senado donde explica a los legisladores que son idiotas pero como él no es psiquiatra no puede hacer nada para que entiendan su labor.
Falta de respeto que se ha convertido en el trato habitual entre dos poderes. Pero eso no le importa a nuestro amado mandatario que sostiene contra viento y marea a sus cuates. Otro caso: Videgaray al que sin mencionar, Peña Nieto descalifica cuando declara que se equivocó con la visita de Trump.
Sí, pero el aprendiz de canciller sigue vigente en el área internacional y con toda la cercanía del mundo al círculo familiar al presidente gringo, vía su yerno.
Sobre el muro y el TLC, insisto en que no escuché lo que planteó a los legisladores, pero habrá reiterado que no lo pagaremos y que el Tratado va, con tropezones, pero va… eso dicen Ildefonso y Videgaray los negociadores apoyados por asesores yanquis ¡que descaro!
En fin, hay mucho más que no habrá explicado pero no quiero caer en la trampa facilona de Ayotzinapa cuando los heroicos jóvenes de la normal siguen secuestrando vehículos y robando dinero de las cuotas de las autopistas.
Nada más como dato curioso: en la rural de Michoacán, ubicada en el intermedio entre Pátzcuaro y Morelia, hay un centenar de camiones secuestrados. La mitad de ellos de pasaje y el resto transporte de mercancía que ya no existe, claro. Se aprovechó “p’a la causa”.
Mañana me enteraré de la reacción provocada por este magro, triste y poco informado informe, más correctamente, un deforme de lo que pasa en el país pero sin aclarar, por ejemplo, qué pitos tocan nuestros uniformados en las maniobras yanquis tanto en Marina como en el Ejército.
Y por qué se preparan contingentes para sumarse a los cascos azules de la ONU, cuerpo de criminales al servicio del imperio; la Organización es sólo la tapadera.
En términos de seguridad hubiese sido sano saber cuántos grupos policiacos de Estados Unidos, a pesar de que se habló de “una ventanilla” están actuando por la libre. Y hasta donde nuestros policías han recibido capacitación de los norteños y si ésta es técnica o represiva.
Al menos en el caso de la Marina ya lo hemos estado viendo y no protestaría por eso: no toma presos, los ejecuta.