Estados Unidos anticipó que propondrá el establecimiento de “ventanas de estacionalidad” en el intercambio de bienes agrícolas con México y Canadá, lo que implica una forma de comercio administrado, poniendo restricciones cuantitativas a las importaciones en América del Norte.
El gobierno y el sector privado mexicano respondieron inmediatamente con una negativa tajante, reiterando que este asunto es una “línea roja” en la mesa de negociaciones.
“Quieren poner condiciones para decir que en la temporada donde Georgia produzca fresas o berries, México no va a poder exportar o le vamos a poner un gravamen de equis porcentaje”, puso como ejemplo Bosco de la Vega, presidente del Consejo Nacional Agropecuario (CNA).
Actualmente, todos los productos agropecuarios comercializados entre México y Estados Unidos están libres de aranceles, sin la operación de ventanas de estacionalidad, desde el 2008, tras un plazo de 15 años de desgravación progresiva. “El gobierno y los productores mexicanos estamos en la misma línea; es decir, no considerar siquiera la posibilidad de discutirlo, porque va en contra de todos los principios, no sólo del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), sino de las reglas mismas de la Organización Mundial del Comercio (OMC)”, afirmó Raúl Urtiaga, coordinador general de Asuntos Internacionales y encargado de la negociación del TLCAN de la Secretaría de Agricultura.
De la Vega y Urtiaga destacaron que hay grupos en Estados Unidos, los comercializadores, los importadores y los mismos productores de ciertas materias primas, como los granos, que exportan a México y que estarían en contra de una propuesta de esta naturaleza por parte de Washington.
La propuesta no ha sido presentada en forma de texto en la mesa de negociaciones, pero el gobierno y el sector privado mexicano ya lo dan por descontado, puesto que la administración del presidente Donald Trump inició el proceso legal para ello.
“El viernes, la Representación Comercial (USTR, por su sigla en inglés) presentó una propuesta al Congreso de Estados Unidos para modificar sus propias leyes de antidumping y subsidios que telegrafían que van a poner la propuesta en la mesa, no sabemos si en Ottawa o en Washington”, dijo Urtiaga.
De la Vega calificó a “las ventanas de estacionalidad” como medidas que “lastiman” internamente a la región de América del Norte y ofrecen oportunidades a terceros países, como China, India o de Sudamérica.
“Es una situación que no vamos a aceptar. Es como la gran presión que yo traigo de los productores mexicanos de maíz, trigo, sorgo, carne de res y cerdo”, adujo De la Vega, en referencia a las críticas que agricultores y granjeros de estos productos lanzan sobre el TLCAN.
El comercio administrado fue puesto como una línea roja por el gobierno mexicano desde antes de iniciar las negociaciones, a la vez que el gobierno de Trump no incluyó las ventanas de estacionalidad en los objetivos de negociación del TLCAN.
Estados Unidos puso sobre la mesa de negociaciones del TLCAN una propuesta para flexibilizar los requisitos que permiten levantar casos de dumping, informaron fuentes al tanto que pidieron el anonimato.
La propuesta estadounidense consiste en reducir los plazos y hacer menos rigurosas las condiciones para que se puedan aplicar cuotas antidumping, como podría ser el porcentaje de la industria productora afectada. El dumping es una práctica de comercio desleal que ocurre cuando hay una exportación de productos a un precio inferior a su valor normal; es decir, a un precio inferior a aquel al que se venden en el mercado interno o en los de terceros países, o al costo de producción.
Las fuentes expusieron que la propuesta estadounidense podría incidir en un menor comercio, en el caso de que se detonaran más casos de dumping entre México, Estados Unidos y Canadá.
Las mismas fuentes comentaron que los cambios de reglas benefician o perjudican, según se vea, por igual a los productores de los tres países, porque los derechos y obligaciones se vuelven extensivos. (ROBERTO MORALES. EL ECONOMISTA)