Cuando era adolescente, su madre le regaló a Patti Smith un gran libro: The Fabulous Life of Diego Rivera, de Bertram D. Wolfe: “Entre otras cosas hablaba sobre las dificultades entre Diego y Frida, y cambió mi vida —dijo ayer la cantante, poeta y artista plástica en conferencia de prensa—. Lo que más me interesó es que, a pesar de las traiciones, la ira, su matrimonio y su divorcio, por todo lo que pasaron como hombre y mujer, su respeto como artistas nunca se cimbró”.
Además de su legado en la música, que irrumpió en los años 70 con discos seminales como Horses, Radio Ethiopia, Easter y Dream of Life, desde fines de la década de los 60 Smith ha figurado como dibujante y fotógrafa, y en fechas recientes ha realizado algunas instalaciones. Ahora está de regreso en México, pero no en su faceta de cantante, sino de artista plástica y poeta, invitada por Galería Kurimanzutto para ocupar el espacio expositivo bautizado como Sonora 128, un espectacular que presenta obras de arte en la esquina de las calles Sonora y Nuevo León, en la colonia Condesa.
Allí se develó la noche del jueves su poema lírico-fotográfico “Individuo ¡presente!, pueblo ¡unido!” En lo alto, en lugar de un anuncio comercial, se puede leer: “Yo creo/ que todo lo que soñamos/ puede suceder/ Unidos/ podemos cambiar al mundo/ podemos cambiar la revolución/ de la Tierra”.
La ganadora del Premio Polar de Música en 2011 también participa en las sesiones del café La Habana, que incluye una exposición de 15 fotografías suyas en ese recinto. Además, en el número telefónico 52 76 97 77 se le puede escuchar leer sus poemas. Asimismo, acompañada por el guitarrista Lenny Kaye, hoy a las una de la tarde se presentará en la Casa del Lago Juan José Arreola para dar lectura, por primera vez en vivo, al poema “Hecatomb”, dedicado a Roberto Bolaño.
En la conferencia de prensa celebrada en Kurimanzutto, Smith dijo que leer sobre Diego y Frida “templó” mucho su relación con el fotógrafo Robert Mapplethorpe, fallecido en 1989, a los 42 años. “Éramos jóvenes, estábamos enamorados. Su naturaleza lo llevó a otra parte cuando se abrió a su homosexualidad y tuvimos que negociar muchas épocas difíciles de tristeza, un poco de ira y de dolor, pero lo que nos mantuvo juntos, aún ahora después de su muerte, es lo mismo que unió a Frida y Diego: el amor y el respeto por el trabajo de cada uno. Eso nos mantuvo siempre como amigos. Nunca lo perdí”.
¿Qué más aprendió del libro?
Este libro cambió mi vida, me hizo darme cuenta de que quería ser artista. Toda la gente que conocí a través del libro, específicamente Diego, Frida, Tina Modotti y muchos de los revolucionarios, se volvieron mis guías para explorar las ideas del arte y la revolución. Ellos me llevaron a México. Tenía como 22 años, en 1971. Fui yo sola a Veracruz y muchos otros lugares a buscar dos cosas: arte y café, pero me encontré con una tercera, que no esperaba: la gente. Lo que me trae a México es el arte, la cultura, la historia y, todavía más, la gente. Cuando era joven y estaba sola, una chica delgada y de pelo largo, la gente fue muy bondadosa conmigo. Algunas veces estuve en peligro, otra veces tuve hambre y no sabía dónde estaba, a veces estaba perdida, pero la gente siempre me ayudó. Pensaban que era chistosa y me dejaban entrar a sus casas y hacían de comer, y luego me dejaban con todos sus hijos. ¡Sí, es cierto!
¿Cuándo conoció la obra de Bolaño?
Lamento no haber conocido a Bolaño en persona, pero lo primero que leí de él fue su novela 2666. Roberto nos dio la primera obra maestra del siglo XXI y luego murió, lo que para mí fue sobrecogedor porque era más joven que yo. Soñé que si estuviera vivo podría haberlo conocido y decirle: “Gracias, Roberto”. Pero no pude hacerlo, así que con el poema “Hecatomb” quise agradecerle haber escrito 2666. Realmente son 100 líneas, cada una de ellas es un homenaje a Roberto y a su hermoso trabajo.
¿Por qué es importante la poesía?
La poesía se transforma de generación en generación; cada una de ellas transforma la poesía. Cuando era joven para mí era la poesía francesa, tal vez; Ahora es… ¿cómo le llaman, hip hop? En los sesenta era la poesía de Allen Ginsberg y Arthur Rimbaud, tal vez ahora es Dr. Dre. Debes buscar la poesía de tu generación: solo tú lo sabes y tú decidirás qué tan importante es para ti. Todo lo que puedo decir es que la poesía ha sido una parte importante de mi vida. Ya sea relevante o no, todavía escribo. No todo tiene que ser relevante: algunas cosas las hacemos porque tenemos que hacerlas.
Fuente: Milenio