Por Alejandro Aguirre Guerrero
Uno de los tópicos que más divide a la sociedad mexicana es la política. Antes de los sismos del 7 y 19 de este mes, los ánimos por la disputa presidencial marcaron fuerte las diferencias entre los ciudadanos. Hoy, ahí afuera, en las cadenas humanas por salvar vidas, todos dejaron atrás las frivolidades partidistas.
Ojalá este pavoroso septiembre sísmico nos haga, como mexicanos, poner a la política en su lugar, en aquello para lo que deba ser útil. Ojalá nos haga olvidarnos de las disputas bizantinas y tercas entre Enrique Ochoa, Ricardo Anaya, AMLO, Alejandra Barrales, Dante Delgado y demás personajes anidados en el Congreso de la Unión, y claro, en el Senado de la República.
Qué increíble resulta que los diputados federales no puedan ponerse de acuerdo, y sigan discutiendo, por rencillas tontas, qué porcentaje de su presupuesto habrían de otorgar para la reconstrucción de México. El post sismo debe dejarnos claro que por mucho que intenten mostrarnos lo contrario, los partidos políticos buscan llevarse la estrella «del que tomó la iniciativa y donó más», y eso, hasta en el diccionario más estricto, es lucrar con la desgracia, pues buscan convencer de ello al ciudadano.
Triste resulta que mientras los políticos se pelean por la autoría de una propuesta para ayudar a damnificados, los ciudadanos se pasan, en una hilera humana, piedra por piedra para intentar salvar una vida. ¿A quién le ha importado que el rescatista o civil de junto sea priísta, panista o morenista?, ¿quién se ha fijado en que la casa derrumbada tenía propaganda, en una de sus paredes caídas, de algún partido o aspirante presidencial?
Es cierto lo que dicen, las desgracias suelen sacar lo mejor de los seres humanos, y en México volvió a ocurrir, igual que hace 32 años. Unió a ricos, clase media y pobres en un sólo objetivo; se abrieron wifi en muchas casas para ayudar a que otros se conectaran; se acudió a centros de acopio pensando en ayudar a los afectados, y nunca, de verdad nunca, se pensó en que el beneficio lo obtenía un seguidor de tal o cual partido.
Ojalá después de este complicado trance, le aprendamos un poco a los rescatistas que levantaban el puño pidiendo silencio. Cada uno de esos puños pudo ser priísta, panista, perredista o morenista antes de la desgracia, y quizá ya pasado el trago amargo lo siga siendo, pero nunca por encima de la unión que debe existir siempre como mexicanos.
Aún no hay orden de aprehensión para Karime Macías
Hace algunos días hicieron circular en el estado de Veracruz información respecto a una orden de detención para la esposa de Javier Duarte. Dado lo confiable de la pluma que lo escribió, consulté mis fuentes, esas mismas que en todo momento me han brindado datos verídicos, y no existe tal «petición de arresto» ni documento emitido sobre ello, al menos hasta hoy.
Tal como lo revelé en este mismo espacio hace ya varias semanas, PGR tiene elementos suficientes para ir por Karime Macías, bajo los presuntos delitos de evasión fiscal, enriquecimiento ilícito y delincuencia organizada. Sin embargo, todavía no liberan orden alguna; esperan los testimonios de Moisés Mansur y Javier Nava, presuntos prestanombres de Duarte, así como el de un diputado en funciones, éste último aún en calidad de «probable».
Conforme se generen avances en la investigación, y cuya naturaleza le permita a mis informantes revelármela, se la compartiré, siempre y cuando no entorpezca o ponga en riesgo el proceso. Algo me dejaron claro: así exista una carpeta sólida contra Karime Macías, si no hay antes «luz verde» desde «arriba» no se procederá contra ella. Saque sus conclusiones.
Twitter: @aaguirre_g