La presidenta Michelle Bachelet promulgó el jueves la ley del aborto, la cual autorizará que las mujeres puedan interrumpir el embarazo cuando peligre la vida de la madre, si el feto es inviable y si han sido violadas.
El proyecto recorrió un tortuoso camino desde 2015 hasta agosto, en que finalmente fue aprobado: pasó de la Cámara de Diputados al Senado, luego a una comisión mixta y después al Tribunal Constitucional, que hace menos de un mes determinó que la norma se ajusta a los preceptos constitucionales. Diputados y senadores conservadores decidieron acudir al Tribunal como última instancia para que actuara como tercera cámara y frenara la iniciativa.
A pesar de que la ley fue aprobada, la mandataria ha seguido siendo blanco de críticas de grupos conservadores, incluidas las iglesias católica y evangélica. Ello fue patente el domingo cuando asistió a un Te Deum evangélico y, ante un templo repleto, una de las personas que tomó la palabra _un feligrés que se postula a una diputación opositora_ la criticó ácidamente por la despenalización del aborto. Bachelet siguió en la ceremonia, pero se le veía molesta.
“Es un día largamente esperado por las mujeres en Chile. Hoy por fin firmamos la ley que consagra el derecho que tiene toda mujer a decidir sobre su cuerpo y su embarazo en tres casos sumamente precisos y humanamente difíciles”, afirmó la presidenta ante unas mil 700 personas invitadas a la promulgación de la ley en uno de los patios del palacio de La Moneda.
Antes del evento del jueves, Chile era el último país sudamericano que penalizaba gravemente el aborto. Tanto la mujer, el médico o la partera que lo realizaban en forma clandestina se arriesgaban a condenas de cárcel superiores a los cinco años.
La ley de aborto terapéutico estuvo vigente en el país desde 1931 hasta que fue derogada en las postrimerías de la dictadura militar de Augusto Pinochet (1973-1990).
Ahora se inicia un período de 90 días en el que el Ministerio de Salud debe elaborar el protocolo sobre cómo se aplicará la ley para que entre en vigencia en diciembre.
“Hoy somos un país más justo, más comprensivo y más respetuoso. Hoy somos capaces de acompañar y amparar a las mujeres que hasta ayer quedaban solas”, aseguró la gobernante.
Bachelet espera que otros proyectos, como la Ley de Identidad de Género y la de matrimonio igualitario con derecho a adopción, sean aprobados antes de que concluya su gestión en marzo próximo. Solamente el que favorece el cambio de nombre y sexo en su certificado de nacimiento a los transexuales lleva camino recorrido en el Congreso y ya fue aprobado en el Senado, con algunos cambios. El que permitiría que los homosexuales se casen acaba de ingresar.
Chile ha recorrido un amplio camino en este sentido en los últimos años, si se toma en cuenta que es uno de los países más conservadores de la región: se aprobó el divorcio en 2004 y una ley contra la discriminación en 2012. Y en diciembre empezará a regir la despenalización del aborto.
Fuente: Staff