En política no gana el más limpio, sino el menos atascado
Ricardo Anaya pasa aceite; enfrenta uno de sus peores momentos desde que se adueñó del Partido Acción Nacional.
De entrada, el queretano debe aclarar el origen aparentemente “chueco” de su fortuna personal y familiar, acumulada durante los catorce años que ha estado bajo el paraguas del poder panista.
El secretario de Gobernación se ha subido al ring. Miguel Ángel Osorio Chong exige a Anaya ocuparse de esclarecer las acusaciones en su contra –publicadas en el diario EL UNIVERSAL– en lugar de desviar la atención con supuestas confabulaciones políticas. Osorio desestima los señalamientos que hablan de filtración y violación de los datos personales de los 15 allegados al mandamás panista, cuyas fotografías de pasaporte han sido publicadas, lo cual, advierte Anaya, derivará en una demanda penal contra quien resulte responsable.
Ricardo Anaya no la tiene fácil. Si bien es cierto que le sobran enemigos en el gobierno federal, donde lo consideran un traidor, también es verdad que muchos correligionarios del PAN reclaman su comportamiento político: Margarita Zavala y Rafael Moreno Valle (el dizque espía en conflicto), quienes insisten en acelerar los tiempos de la selección del candidato presidencial para que el PAN deje de estar pasmado frente a “los otros” partidos; el calderonista Ernesto Cordero, y desde luego a los panistas más priistas, Javier Lozano y Roberto Gil, quienes al parecer ya pactaron su apoyo a Raúl Cervantes a sabiendas de que el nombramiento del actual procurador General de la República mataría a la fiscalía que aún no acaba de nacer.
Este es un zarandeo, con muchas espinas y más intereses.
La ofensiva contra Anaya daña seriamente sus aspiraciones presidenciales, quien, de tener la razón, sería una amenaza real contra el tricolor, para 2018. Anaya pelearía con el PRI por aquellos votantes que no están dispuestos por ningún motivo a elegir a Andrés Manuel López Obrador. Para el PRI, el joven queretano es más peligroso que Margarita Zavala, y Moreno Valle, en todo caso.
Otra espina del zarandeo es golpear a Anaya para demoler un eventual Frente Amplio Opositor para derrotar al PRI y parar a MoReNa. PAN y PRD (y los que se acumulen), por ningún motivo estarán dispuestos a ser señalados por actos de corrupción, lo cual será unos de los principales temas de campaña. Las acusaciones podrían elevar el costo de la alianza a niveles de fracaso. Por esa razón, la presidenta del PRD, Alejandra Barrales, despotrica en defensa de su posible socio panista.
La guerra apenas inicia. Nos guste o no, en la lucha por el poder todo vale. Sólo estamos viendo la punta del iceberg.
Podemos condenar los vicios de la competencia política, pero de ninguna manera hemos de sorprendernos. Lo que sí debemos dar por enterrado, es aquel cuento de que Ricardo Anaya había pactado el apoyo del gobierno federal para ser candidato en la elección presidencial, a cambio de la claudicación panista en el Estado de México.
EL MONJE RESENTIDO: En política, nadie muere para siempre. Eso lo sabe Ricardo Monreal a quien le falló el cálculo, y no resultó favorecido por el “dígito mágico” de Andrés Manuel López Obrador. El jefe delegacional, de piel curtida en mil batallas, está listo para pelear la candidatura al Gobierno de la CDMX, con MoReNa, o sin MoReNa; por otro partido o por la libre, como independiente. Quieto no se va a quedar después de la trampa que le hizo la “nomenklatura”, con “la operación” política el del hijo obediente de El Peje. Monreal pretende convertir la derrota en victoria de epopeya; demostrar que MoReNa no es un monolito, como pretende vender el “Mesías Tropical”, quien apoya a Claudia Shienbaum; decidió con el corazón y no con la cabeza. ¿Qué hubiera dicho Ricardo si hubiera ganado la misteriosa encuesta de MoReNa? El jefe delegacional de Cuauhtémoc imita el tonito melifluo (dulzón) del tabasqueño; sin elevar la voz dice que todo se puede corregir y reparar, pero si no, (igualmente suave y sonriente) sorraja el “mandarriazo”: habrá rompimientos y fracturas, pronostica. A Ricardo Monreal, (ex priista, ex perredista, ex petista, ex de Movimiento Ciudadano, ex gobernador de Zacatecas, etc., etc.) le ofrecen una candidatura al Senado y la rechaza; Monreal también sabe de caprichos.