“Se trata de una absoluta monstruosidad, un pecado terrible”, escribió el pontífice, quien pidió perdón «con toda humildad» a víctimas de los sacerdotes pedófilos. Les expresó “mi amor y mi dolor”.
En el texto, el Papa recuerda que “algunas víctimas llegaron a quitarse la vida. Estas muertes pesan sobre mi corazón y mi conciencia y sobre toda la Iglesia”.
Daniel Pittet sufrió la agresión entre los nueve y 13 años, en la actualidad trabaja en Friburgo como bibliotecario, es fundador de la asociación Rezar y Testimoniar, tiene seis hijos y hace dos años visitó con su familia a Francisco en el Vaticano.
En el prefacio, el Papa escribió que cuando Daniel le contó su historia “pude ver otra vez los daños espantosos causados por los abusos sexuales y el largo y doloroso camino que espera a las víctimas.”
Francisco consideró que el testimonio de Pittet es “necesario, precioso y valiente”.
Fuente: La Razón