En algunas localidades del centro de México, se cree que los guajolotes son brujas disfrazadas. Las historias sobre estas conversiones a animales abundan en el país desde tiempos prehispánicos, pero algunas versiones coinciden en detalles. Como el mito de que las mujeres podían cortarse la(s) pierna(s) con un cabello y escapaban por la noche con la forma de esa ave. Pero esta creencia de mujeres hechiceras convertidas a animales no es única de México.
Mariposa
En Rusia, la palabra para la mariposa común es babochka que proviene de baba que en español significa «mujer vieja», ya que creían que las mariposas eran brujas disfrazadas.
En Irlanda las liebres eran consideradas como brujas que se podían convertir en este animal y el término para esta especie era cailleach, que significa lo mismo que «babochka» en Rusia: mujer vieja. Esto, a pesar de la lejanía entre épocas y distancia.
Libélula
En Alemania tenían cierta fascinación por estos insectos que parecían fantásticos por sus alas tornasol, pero también por el largo de su cuerpo. Ante esto, uno de los 150 diferentes nombres que le adjudicaron fue el de Wasserhexe (Bruja de Agua) o Teufelsnadel (Aguja del diablo), pues se le relacionaba con un ser mensajero del lado diabólico.
Tecolote
Es el mexicanismo con el que en muchos poblados conocen al búho. Basta poner «tecolote» y «bruja» en Internet para que los resultados arrojen por lo menos tres videos de «brujas convertidas en tecolotes» y algunos muestran la crueldad con la que tratan a estos indefensos animales.
Sin embargo desde tiempos prehispánicos, se consideraban a los búhos mensajeros del Mictlán o la aldea de los muertos y su etimología revela que viene del verbo «coloa» que significa en náhuatl «perjudicar o dañar» y el prefijo de persona indefinida «te» da la significación de alguien que se dedica a dañar a las personas, de acuerdo con la Biblioteca Digital de la Medicina Tradicional Mexicana de la UNAM.
Gatos
Los gatos dominaron alguna vez hace 4,000 años en Egipto, se les adoraba antes de su popularidad en Internet y había una comisión especial en las altas esferas de los gobiernos para proteger su exportación a otras regiones y quien se atreviera a matar a uno, correría con la misma sentencia de muerte en tribunales.
La mala fama de estas criaturas sin embargo, puede adjudicarse desde los tiempos de Aristófanes en Grecia y Roma en los que asociaban a estos felinos con la diosa de la muerte, oscuridad y brujería, Hecate. Aunque más que convertirse en bruja, la creencia era que los gatos (en específico los negros) eran familiares de ellas, por ello a las mujeres que se preocupaban por ellos, las acusaban directamente de brujería.
Al parecer y después de todo, le debemos a algunas mujeres y a las «brujas» tratar como a familiares a los animales de compañía.
Sin embargo, en otros lugares sí se creía que las brujas se convertían en estos animales.
Este mito tiene origen en la mitología celta, en la que se creía que una hada o bruja de nombre «Cait Sith» podía convertirse en un gato nueve veces, probablemente de ahí la idea que los gatos tienen nueve vidas.
Hienas
En África, las hienas son el equivalente menos adorable y domesticado de los gatos negros en América. De estos animales se creía que las brujas se convertían en hienas. El término etíope que con el que se les designó a estos brujos-hienas era Buda, pues también los hombres podían convertirse en hombres hiena. Lo sentimos, lobos.
Fuente: Reporte índigo