La protesta está en el punto de mira por el temor a que se repita la violencia del pasado fin de semana en Virginia, aunque los grupos que convocan son menos radicales. Esto es lo que se espera de la jornada.
Lo que comenzó siendo una modesta convocatoria para proteger la Primera Enmienda ha terminado atrayendo la atención entera de un país. Boston se prepara hoy para acoger una protesta de grupos de ultraderecha en defensa de la libertad de expresión tan solo una semana después de los incidentes violentos en Charlottesville, que culminaron en la muerte de la joven Heather Heyer atropellada por un supremacista blanco.
Mientras que los organizadores niegan cualquier vinculación con el Ku Klux Klan y los grupos neonazis cuyo despliegue se hizo tan patente en Virginia, oficiales, activistas e incluso algunos participantes en la marcha han mostrado su preocupación por un posible desenlace violento de la convocatoria, que se está interpretando como un segundo asalto tras Charlottesville.
Con todos los ojos puestos en esta cita, estas son sus claves:
¿Quién convoca y por qué?
El rally, que se celebrará en el céntrico parque Boston Commons, ha sido convocado por Boston Free Speech, una agrupación que se considera «libertaria neutral». Su objetivo sobre el papel es «hacer que la gente se escuche de nuevo», según ha explicado el joven John Medley, portavoz de la protesta en los últimos días. “Creemos que la manera de derrotar y desarmar las ideas e ideologías tóxicas es a través del diálogo y la razón, y que intentar silenciar cualquier voz por la fuerza de la multitud o la fuerza de la ley sólo fortalece a los elementos radicales de la sociedad y nos divide”, dice la convocatoria.
¿Es una protesta supremacista?
No exactamente. Boston Free Speech asegura no tener nada que ver con los supremacistas blancos, el Ku Klux Klan y los neonazis de Charlottesville y ha condenado tanto “la política del supremacismo y la violencia” como “las acciones, actividades y tácticas del llamado movimiento Antifa”.
A pesar de la equidistancia y la vaguedad de su lenguaje, los vínculos con las fuerzas que organizaron la protesta en Virginia no han pasado inadvertidos. Por ejemplo, uno de los invitados a ofrecer un discurso era Augustus Sol Invictus (o Austin Gillespie, como era conocido antes de cambiarse el nombre), uno de los cerebros de Charlottesville, cercano a Richard Spencer y vinculado al entorno supremacista blanco. Los organizadores decidieron finalmente retirarle la invitación.
Tal y como ha explicado Anti-Defamation League (ADL), una organización que se dedica a combatir el antisemitismo y otras formas de odio en Estados Unidos, “el evento de Boston, se ha organizado bajo los auspicios de la alt-lite, que abarca el nacionalismo cívico, en lugar de la alt-right, que aboga por el nacionalismo blanco”. Según ADL, sin embargo, existen puntos de intersección entre el alt-lite y el alt-right, como el odio a los grupos de izquierdas y el sentimiento antimusulmán.
¿Veremos a los mismos grupos que fueron a Charlottesville?
Es una de las incógnitas de la marcha y de su respuesta (así como del número de asistentes) podrán sacarse conclusiones sobre si el empujón radical que recibió el movimiento supremacista en Charlottesville el pasado fin de semana es pasajero o no.
Precisamente por la confluencia ideológica entre Boston Free Speech y los grupos supremacistas, los propios organizadores han admitido que el evento podría atraer a miembros de estas organizaciones. También han anunciado que, si los grupos de odio hacen acto de presencia, les pedirán «que ejerzan su libertad de expresión en otros lugar». De momento, el Ku Klux Klan de Massachusetts ha anunciado que asistirá al encuentro.
«La atención de la prensa que recibió (la protesta) ha hecho que algunos grupos de odio reales, que ni siquiera eran conscientes de nuestras reuniones periódicas locales, se hayan enterado del evento», dijo a Univision Noticias el ingeniero Brandon Navom, que iba a dar un discurso en el rally y ha decidido cancelar su intervención por miedo su seguridad y a posibles enfrentamientos. «Lo que comenzó como una pequeña reunión para celebrar la libertad de expresión está ahora en el radar de aquellos que buscan más violencia», añadió Navom, que dice heber recibido centenares de amenazas de muerte en los últimos días.
No es el único que opina así. Uno de los líderes del grupo de derecha The Proud Boys (los chicos orgullosos), Gavin McInnes, que se desvinculó de los eventos en Charlottesville por considerarlos «racistas», ha anunciado que no acudirá a Boston. Así ha expresado el dilema de algunos de los grupos de ultraderecha que no desean ser relacionados con el nacionalismo blanco: «Es una situación en la que solo podemos perder», explicó. «Si tenemos permiso y no vamos, se demostrará que los antifascistas nos pueden callar cuando quieran. Pero si lo hacemos, parecerá que estamos luchando por los nazis que no nos gustan”.
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¿Habrá contramanifestantes?
Sí. Se ha programado una marcha en contra de la protesta: Fight White Supremacy (Combate el supremacismo blanco), que partirá desde el sur de la ciudad siguiendo la calle Tremont hasta el parque Boston Common, donde estarán los asistentes a congregados por Boston Free Speech.
¿Se repetirá la violencia?
Parece poco probable que esta protesta tenga el mismo desenlace que la del pasado fin de semana. Al contrario que en Charlottesville, donde vimos imágenes de milicias con rifles de asalto patrullando por la calles, las armas estarán prohibidas en Boston y habrá cacheos de seguridad. Tampoco se permitirá la presencia de banderas con astas que puedan ser empleadas para herir a alguien. Según explicó el propio Medley tras una reunión con la policía, los agentes instalarán barreras físicas que separen a manifestantes de contramanifestantes para evitar trifulcas.
¿Cuál es la postura de las autoridades?
El alcalde de Boston, Marty Walsh, ha mostrado un rechazo tajante a la convocatoria y a sus seguidores y ha dicho que preferiría que se alejaran completamente de la ciudad. «No los necesitamos aquí. No necesitamos este mensaje aquí. El mensaje debe ser de unidad», dijo el alcalde en una rueda de prensa el lunes. «No los necesitamos aquí vomitando ese tipo de odio. No los queremos aquí, no los necesitamos aquí, no deberían estar aquí (…) «Rechazamos el racismo, rechazamos la supremacía blanca, rechazamos el antisemitismo, rechazamos al KKK, rechazamos a los neonazis, rechazamos el terrorismo doméstico y rechazamos el odio. Haremos todo lo posible para mantener el odio fuera de nuestra ciudad”.
¿Cuántos manifestantes se esperan?
En el momento de escribirse estas líneas, 268 asistentes habían confirmado que acudirían a la concentración pro libertad de expresión y 12,000 a la marcha contra el supremacismo en sendas páginas de Facebook.
Fuente: Univisión