Estados Unidos vive una fiebre por el guacamole. En 2016 el consumo per cápita de esa salsa en ese país fue de 7.1 kilos por persona, 16 por ciento más que el promedio del periodo 2014-2015, con lo que igualó la demanda en México y se ubicó entre los principales consumidores del mundo, junto con Israel.
Dentro de este mercado, la mexicana Grupo Herdez y la californiana Yucatan Foods LP -que recolecta aguacates de Michoacán- son las dos empresas que se disputan el liderazgo del llamado ‘oro verde’, con productos envasados y listos para consumir, en un mercado donde participan un total de 77 compañías, según el registro del Gobierno norteamericano.
En conjunto las dos principales productoras de guacamole reportan ventas anuales de 167.6 millones de dólares, lo que representa casi 5 por ciento de los 3 mil 677 millones de dólares al que asciende el valor total del mercado de salsas para botana en el vecino país del norte, según Euromonitor Internacional.
Además, sus ventas equivalen a 76.9 por ciento del valor total del guacamole que importó Estados Unidos de México en el 2016, de acuerdo con cifras del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés).
Tan solo en los primeros cinco meses de 2017 ingresaron a esa nación 33 mil toneladas de guacamole hecho en ‘suelo azteca’ -valuado en 111 millones de dólares-, 20 por ciento más que en igual periodo del año pasado. Es el importe más alto desde que se tiene registro.
Sin embargo, analistas consideraron que el valor de ese negocio puede ser mucho mayor porque hay empresas como Wal-Mart que procesan guacamole dentro de sus tiendas en la Unión Americana.
“Es difícil calcular cuánto vale el mercado total de guacamole, puesto que cada vez más retailers venden guacamole recién elaborado directamente en la tienda, así que ya no son sólo empresas externas las que lo llevan al piso de ventas”, dijo Matt Lally, client manager de Nielsen Fresh Growth & Strategy en Estados Unidos.
Alejandro de la Barreda Gómez, CEO de Grupo KUO, socio de Herdez en la venta de guacamole en Estados Unidos, afirmó que ampliaron capacidad de producción en su planta en Sabinas, Coahuila, debido a que la demanda ha superado sus expectativas.
“En el último año, la demanda de guacamole aumentó 40 por ciento en Estados Unidos, nosotros tuvimos que elevar el precio del producto y nuestra producción ante el incremento en el valor de la materia prima (aguacate), un alza que no habíamos visto en seis años”, dijo a El Financiero.
KUO y Herdez operan Megamex Foods, titular de la marca Wholly Guacamole y reconocida como la número 1 en ventas de la salsa en Estados Unidos.
En 2016, la firma tuvo ventas de 116.8 millones de dólares, 7 por ciento más que un año antes, colocándose como el quinto dip (salsa para botana) más comercializada en la Unión Americana.
No tan lejos está Yucatán Foods Lp, que por medio de su marca Yucatan Guacamole, avanza de manera acelerada y en dos años se ubicó como la segunda marca de guacamole más vendida en ese país.
Euromonitor reveló que este jugador, nacido originalmente en Los Ángeles, California, tuvo en 2016 un crecimiento de 25 por ciento en ingresos al alcanzar los 50.8 millones de dólares y se prevé que mantenga ese ritmo derivado de una mayor elección de consumidores por los alimentos orgánicos.
“De los fértiles campos de Michoacán en México, Yucatán Foods selecciona sólo los aguacates 100 por ciento Hass más finos para asegurar una calidad consistente y excelente sabor durante todo el año”, dice la compañía en su portal de internet.
Información de la Secretaría de Economía revela que entre enero y mayo de 2017 el valor del aguacate exportado al mundo -desde México-, sea procesado o natural, fue de mil 330 millones de dólares, lo que significó un aumento de 63.8 por ciento respecto a los primeros cinco meses del año pasado y el valor más alto para un periodo similar en la historia.
Esto sucedió a pesar de que el volumen disminuyó un 13.1 por ciento en el mismo periodo. Además, de esa cantidad, alrededor del 80 por ciento tuvo como destino Estados Unidos.
Fuente: El Financiero