El Gobernador de Virginia, el demócrata Terry McAuliffe, declaró el estado de emergencia en Charlottesville debido a los enfrentamientos violentos que se produjeron desde ayer.
La ciudad se sumió en el caos cuando un grupo de supremacistas blancos, que protestaban por la retirada de una estatua del General confederado Robert E. Lee, se enfrentó a opositores en una zona universitaria.
Los nacionalistas, vestidos con cascos y escudos, se concentraron ante una estatua de Thomas Jefferson con banderas de la Confederación y cantando lemas de la era nazi.
Esto provocó choques con manifestantes de Black Lives Matter y otros movimientos, los cuales dejaron varias personas heridas.
El organizador de la marcha «Unir la derecha», Jason Kessler, aseguró en un comunicado que con la concentración tratan de defender la Primera Enmienda de la Constitución, la cual protege la libertad de expresión, y respaldar a los grandes hombres blancos que están siendo difamados, calumniados y derribados en Estados Unidos.
Entre opositores y manifestantes, se espera que se reúnan en la pequeña ciudad, a 300 kilómetros al suroeste de Washington, más de dos mil personas.
Southern Poverty Law Center, un grupo que investiga a los grupos que fomentan la violencia racial, describió la manifestación como el mayor encuentro de odio de su clase en décadas en el país.
Ante los previsibles enfrentamientos, se desplegaron más de mil agentes de seguridad estatales, y el Gobernador del Estado instó a los ciudadanos a mantenerse alejados del acto que se desarrollará en el Emancipation Park, en la ciudad.
En tanto, el Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, llamó a los estadounidenses, a tráves de su cuenta de Twitter, a ir juntos contra esa violencia y permanecer unidos y condenar el odio.