En China, el hombre que amenaza con lanzarle misiles a Estados Unidos a menudo es ridiculizado como un mocoso mimado y regordete. En Estados Unidos, un senador lo definió como un “muchacho gordo y loco”. El presidente Donald Trump alguna vez lo llamó “loco de remate”.
Sin embargo, el blanco de todo este desdén, Kim Jong-un, el dirigente de 33 años de Corea del Norte, ha sido subestimado durante mucho tiempo.
Kim fue el menor de tres hijos, pero superó a sus hermanos en la sucesión de su padre, Kim Jong-il. Muchos analistas lo menospreciaron y lo calificaron como una figura decorativa sin experiencia cuando asumió el poder a los 27 años; algunos predijeron que no duraría mucho. Sin embargo, casi seis años después, no hay duda de que ejerce un control firme.
Ahora, en contra de todos los pronósticos, Kim se encuentra a punto de convertir a su aislada y empobrecida nación en una de las pocas en el mundo que pueden atacar a Estados Unidos con un misil nuclear. Lo cual sería un desafío no solo al gobierno estadounidense, sino también a las sanciones internacionales y a sus tradicionales aliados de Pekín.
Algunos han exhortado al presidente Trump a que inicie negociaciones con él. Sin embargo, no queda claro que Kim esté interesado en conversar o si hay algo que pudiera pedir a cambio de detener o abandonar su programa nuclear. Ha hecho que la construcción de un arsenal nuclear sea prioridad, con el argumento de que esta es la única manera en que Corea del Norte puede garantizar su seguridad y el desarrollo de su economía.
Los principales motivos de su decisión, como muchos detalles de su vida, son inciertos. Kim no ha viajado al extranjero ni tampoco ha recibido ninguna visita de Estado desde que tomó el poder. Apenas unas cuantas personas que no son de Corea del Norte han podido reunirse con él, entre ellas el exbasquetbolista Dennis Rodman, un chef de sushi japonés y los vicepresidentes de Cuba y China. Lo poco que se conoce de los antecedentes de Kim sugiere que es cruel y tiene cierta flexibilidad ideológica.
Algunos oficiales del servicio de inteligencia surcoreano afirman que ha ejecutado a una cantidad récord de altos mandos, entre quienes está incluido su propio tío, un personaje astuto y con influencia sobre las figuras de poder, que había sido considerado su mentor. También se cree que ordenó el asesinato de su medio hermano, quien fue envenenado con el agente neurotóxico VX en el aeropuerto internacional de Kuala Lumpur, en Malasia, el mes de febrero.
No obstante, también se le da crédito por flexibilizar los controles del Estado sobre la economía e impulsar un crecimiento modesto, así como por recuperar la confianza pública de la que disfrutaba el régimen dinástico en el periodo de su abuelo y que se perdió bajo el mando de su padre, cuya gestión se recuerda por una hambruna devastadora.
“Inteligente, práctico, decidido”, declaró Andrei Lankov, experto en Corea del Norte de la Universidad de Kookmin en Seúl, sobre Kim. “Sin embargo, también es caprichoso, malhumorado y está listo para matar sin titubeos”.
Un asunto sobre el que Kim no ha vacilado es el programa nuclear. Su padre ofreció la posibilidad de desecharlo a cambio de ayuda económica y garantías de seguridad, e incluso llegó a un acuerdo con el gobierno de Bill Clinton, pero Corea del Norte lo violó más tarde. Por su lado, Kim ha tomado una posición mucho más agresiva.
Tres de cinco pruebas nucleares de Corea del Norte se han realizado bajo su supervisión y hay evidencia de que se está preparando otra. Corea del Norte también ha realizado cerca de 80 ensayos con misiles bajo el gobierno de Kim, más del doble de los que se hicieron durante los mandatos de su padre y abuelo.
La nación logró avances importantes con las últimas dos pruebas de misiles, realizadas el 4 y el 28 de julio, las cuales, según los analistas, demostraron que los misiles balísticos intercontinentales con los que cuenta son capaces de atacar Alaska y, el más reciente, otras ciudades la costa oeste de Estados Unidos.
Los medios estatales de Corea del Norte mostraron que Kim se encontraba presente en las dos pruebas; llevaba un traje con cuello estilo mao, estaba rodeado de soldados y sonreía ampliamente.
Un misterioso heredero
Kim padre, quien gobernó Corea del Norte desde 1994 hasta su muerte en 2011, tuvo tres esposas y al menos seis hijos. Su primera esposa dio a luz a un niño en 1971, pero cayó en desgracia y murió en el exilio en Moscú. Su segunda esposa le dio dos hijas y ningún varón. La tercera esposa, Ko Yong-hui, una coreana nacida en Japón, cantante y bailarina, tuvo dos hijos y una hija.
A pesar de la partida de su madre, el hijo mayor, Kim Jong-nam, era considerado su heredero por muchos hasta 2001, cuando fue descubierto tratando de visitar Tokyo Disneyland con un pasaporte falso. Al parecer, luego se fue al exilio y vivía en Macao donde, de vez en cuando, hacía alguna crítica leve al régimen antes de ser asesinado en Malasia en febrero.
El segundo hijo de Kim Jong-il, Kim Jong-chol, fue visto en un concierto de Eric Clapton en Londres en 2015, pero no se sabe mucho más sobre él y resulta incierto por qué fue omitido en la sucesión. Las escasas informaciones disponibles provienen de Kenji Fujimoto, el antiguo chef de sushi de la familia Kim, quien escribió su autobiografía en 2003 después de que escapó de Corea del Norte en 2001. En el libro señala que Kim padre consideraba a ese hijo demasiado “afeminado”.
Sin embargo, Kim Jong-il adoraba a su tercer hijo, Kim Jong-un, y vio su propia actitud dominante y otras cualidades de liderazgo en el niño a una edad muy temprana, según Fujimoto, quien fue de los pocos que predijeron el ascenso al poder de Kim Jong-un.
Por ejemplo, después de un juego de básquetbol, Kim Jong-chol dejaba la cancha inmediatamente, pero Kim Jong-un se quedaba con sus compañeros de equipo para un análisis del juego, escribió el chef. Fujimoto también recordó cómo Kim Jong-un a veces arrojaba piezas de los juegos de mesa a su hermano cuando iba perdiendo.
Cuando cumplió ocho años, le regalaron un uniforme de general; a partir de entonces, los generales le presentaron sus respetos haciendo una reverencia, según cuenta su tía, Ko Yong-suk, quien huyó a Estados Unidos en 1998.
“Aprendió cómo funciona el poder a muy temprana edad”, explicó Koh Yu-hwan, profesor de Estudios Norcoreanos en la Universidad Dongguk en Seúl.
Los medios de comunicación norcoreanos controlados por el Estado han envuelto la infancia de Kim en el misticismo, presentándolo como un tirador excelente y un “genio entre genios” que adora conducir autos a gran velocidad. Se dice que a los 16 años escribió un artículo de investigación en el que analizaba el liderazgo de su abuelo durante la guerra de Corea.
Se cree que Kim estudió en escuelas públicas en Suiza disfrazado del hijo de un diplomático norcoreano de 1996 hasta al menos 2000. Las clases eran en alemán, así que Kim tuvo dificultades con el idioma. Un video grabado en esa época lo muestra molesto, tocando un tambor en una clase de música.
“No éramos los peores de la clase, pero tampoco éramos los más listos”, contó Joao Micaelo, un compañero de clase, a un tabloide británico en 2011.
Micaelo y otros han afirmado que Kim era un adolescente reservado al que le encantaban las películas de James Bond y jugar básquetbol. Sin embargo, sobresalía por sus costosos tenis y accesorios, como un PlayStation de Sony, y disfrutaba de los servicios de un cocinero, un chofer y un tutor privado.
Otro compañero de clase, Marco Imhof, recordó cómo alguna vez regañó a uno de los sirvientes por llevarle los espaguetis fríos. “Me sorprendió porque no era la forma en la que actuaba normalmente”, explicó Imhof en una entrevista publicada en 2010.
Hay evidencias de que la época de Kim en Europa, y quizá en otros países, dejó una marca en él. En su autobiografía, Fujimoto narra conversaciones con Kim cuando era un adolescente en las que el futuro líder expresaba su frustración por las fallas de la energía eléctrica en su país y se maravillaba con las tiendas departamentales en el extranjero.
“Japón fue derrotado por Estados Unidos, pero reconstruyeron su país. Las tiendas están llenas de artículos. ¿Qué pasa con nuestro país?”, citó Fujimoto al joven Kim. Después, en la misma conversación, Kim sugirió que Corea del Norte debería aprender de las políticas económicas orientadas al mercado de China, escribió Fujimoto.
Estas historias le han dado esperanzas a algunos analistas. “Llegado el momento, se espera que Kim Jong-un adopte políticas que reduzcan el aislamiento que sufre el país y algunos elementos positivos de Occidente”, aseguró Paik Hak-soon, experto en Corea del Norte en el Instituto Sejong, en un artículo sobre el liderazgo de Kim que se publicó en febrero.
Después de regresar a Pyongyang, la capital de Corea del Norte, Kim se graduó en la Universidad Militar Kim Il-sung en 2006 y fue puesto inmediatamente a la cabeza del ejército del país. Imágenes recientes de propaganda estatal lo muestran inspeccionando las unidades militares durante los años siguientes a su graduación. En una toma, se le ve dándole la bienvenida a su padre después de un viaje al extranjero y estrechando su mano como iguales.
Sin embargo, después de la muerte de Kim Jong-il, se cree que la permanencia en el poder del heredero ha sido inestable. Había terminado sus estudios universitarios cinco años antes y se encontraba rodeado de líderes militares experimentados y funcionarios del partido. Fuera de Corea del Norte, muchos creyeron que era el líder supremo únicamente de nombre y que el verdadero poder estaba en las manos de Jang Song-thaek, su tío y regente.
Parecía que Jang estaba ayudando a su sobrino a realizar una purga sistemática, remplazando a la mayoría de los generales y los burócratas más poderosos de la nación, de acuerdo con funcionarios del servicio de inteligencia surcoreano.
No obstante, después de dos años de gobierno, Kim arremetió contra su tío y ordenó que varios oficiales uniformados lo arrestaran durante una reunión a la que asistieron cientos de delegados del partido. Jang fue ejecutado bajo cargos que incluían aplaudir “con muy poco entusiasmo” cuando Kim entraba en la habitación y conspirar para derrocarlo.
La purga continuó con el enfoque de extirpar a los leales a Jang. Se usaron ametralladoras antiaéreas para ejecutar a un grupo numeroso; miembros de la élite gobernante fueron llevados en camiones al lugar como testigos, según informaron funcionarios del servicio de inteligencia surcoreano.
Cheong Seong-chang, experto en la familia Kim del Instituto Sejong, aseveró que desertores norcoreanos de alto nivel le informaron que Jang tenía 20 hijos y Kim ordenó que todos fueran asesinados. Se calcula que en total se ha ejecutado a más de 140 oficiales de alto rango desde que Kim asumió el poder.
“Se movió con rapidez y crueldad”, opinó Daniel A. Pinkston, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad de Troy, quien reside en Seúl. “Pienso que la mayoría de las personas no esperaban que alguien tan joven fuera tan hábil para administrar una dictadura”.
Los analistas explican que Kim ha restaurado la autoridad del aparato del Partido de los Trabajadores y lo usa como su principal brazo gubernamental, en contraste con su padre, quien puso al ejército en primer lugar, asistía en muy raras ocasiones a las reuniones formales del partido y tomaba decisiones en secreto durante sesiones a altas horas de la noche con sus compinches. Esto, algunos aseguran, le añadió cierto grado de predictibilidad institucional a su gobierno.
No obstante, Kim no ha abandonado el uso que también hacía su padre de hagiografías en los medios noticiosos estatales, las cuales lo describen como todopoderoso; incluso en fotos recientes puede apreciarse la adulación que recibe del vicemariscal Hwang Pyong-so, el segundo al mando en el partido tan solo detrás de Kim.
Rodman, el exbasquetbolista profesional, contó cómo fue su visita a un estadio abarrotado con 150.000 espectadores cuando estuvo en Pyongyang en 2013, donde pudo reunirse con Kim. “La gente se puso de pie durante media hora solo para aplaudir”, narró a la audiencia en West Point en marzo. “Estaban llorando por este hombre”.
A diferencia del estilo de su padre, se ha observado que Kim cultiva una imagen relajada, de hombre de pueblo. Se le muestra echándole el brazo al hombro a sus soldados, visitando a los trabajadores en sus casas y arrullando bebés en las guarderías de los hospitales. A veces lo acompaña su esposa, Ri Sol-ju, en sus eventos, siempre vestida a la moda, lo que implica un distanciamiento de la confidencialidad que rodeó a los matrimonios de su padre.
A Rodman incluso se le permitió cargar a la bebé de Kim; esta fue la primera vez para la mayor parte del mundo que se confirmaba que tenía una hija (funcionarios surcoreanos creen que Ri tuvo un segundo hijo el año pasado, un varón).
Los analistas sugieren que Kim parece estar intentando utilizar la nostalgia por los tiempos de su abuelo, Kim Il-sung, quien fue el gobernante de Corea del Norte desde que se estableció en 1948 hasta su muerte en 1994, y sigue siendo venerado como si fuera un dios. Kim Jong-un parece haber adoptado el paso lento, la sonrisa radiante y el cabello recortado de su abuelo, además de la forma en la que sostiene los cigarrillos.
Algunos sugieren que Kim incluso ganó peso con el propósito de imitar la complexión fornida de su abuelo. “Cuando los norcoreanos lo vieron por primera vez, pensaron que Kim Il-sung había reencarnado”, señaló Baek Yu-min, un desertor norcoreano.
Durante gran parte del gobierno de Kim Il-sung, la economía de Corea del Norte fue mayor que la de Corea del Sur. Sin embargo, actualmente, el ingreso per cápita en la primera es menor al 5 por ciento del de la segunda. Este abismo quizá represente la mayor amenaza para la legitimidad política de Kim Jong-un.
La respuesta de Kim ha sido buscar una política de byungjin, o desarrollo en paralelo, la cual exige la búsqueda simultánea de armas nucleares y desarrollo económico. Kim afirma que solo con una fuerza nuclear disuasiva, su país tendrá la seguridad suficiente para concentrarse en el crecimiento.
Kim ha mejorado el acceso a la comida y los bienes de consumo al permitir más actividades comerciales. También ha iniciado un auge en las construcciones en Pyongyang, donde se permite vivir a los ciudadanos más leales. A pesar de las décadas de sanciones y aislamiento internacional, últimamente la economía ha mostrado sorprendentes signos de vida.
No obstante, las condiciones siguen siendo deprimentes fuera de la capital y para que haya mayor crecimiento quizá se requiera terminar con las sanciones que limitan la capacidad de Corea del Norte para negociar con el mundo. Esto significaría también renunciar a su programa nuclear.
Kim, sin embargo, parece ver el problema de manera diferente. Más de 30.000 norcoreanos han huido del país desde la hambruna en la década de 1990, y los desertores afirman que Kim quiere mantener aislado al país pues teme ser absorbido por Corea del Sur.
Ahí es donde entra el arsenal nuclear. Su gobierno afirma que necesita armas nucleares para protegerse de ser derrocado, como ocurrió con otros que renunciaron a las armas de destrucción masiva, como el caso del coronel Muamar Gadafi y Saddam Hussein.
Sin embargo, Corea del Norte también ha dicho que espera usar las armas nucleares para forzar al mundo, incluido Estados Unidos, a aceptarlo como miembro de pleno derecho de la comunidad internacional bajo sus términos, tal como Washington reconoció finalmente a China después de que se convirtió en una potencia nuclear.
“Kim Jong-un está aquí para gobernar por décadas y mantener un juego prolongado”, aseveró Koh, el profesor de la Universidad Dongguk. “Piensa que, con el tiempo, el mundo no tendrá más opción que aceptar a su país como potencia nuclear”.
Los analistas opinan que puede ser difícil que Kim ceda a la presión extranjera, sobre todo en temas nucleares, debido a la gran asociación que existe entre el programa y su gobierno. Los medios estatales destacan su audacia militar, sobre todo respecto a Estados Unidos.
Un video propagandístico reciente informaba que Kim había persuadido a su padre para que aprobara el ensayo con un misil de largo alcance en 2009, cuando apenas tenía 25 años. Si Estados Unidos interviniera, Corea del Norte le declararía la guerra, se dice que afirmó en ese momento.
Fuente: TNYTimes