Los más de dos mil kilómetros de frontera entre Colombia y Venezuela podrían convertirse en una zona de alerta humanitaria si la crisis política venezolana incrementa el flujo de personas que huyen de ella.
La línea que separa a ambas naciones se extiende por dos mil 260 kilómetros, y del lado colombiano ya existe inquietud por la posible llegada de venezolanos en huída por la situación que se vive en su país.
Se trataría de un flujo distinto al de corte político que ya empezó, por ejemplo, con los magistrados del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) nombrados por la Asamblea Nacional en oposición a los designados en 2015 por la anterior Asamblea.
Beatriz Ruiz y José Fernando Núñez ingresaron a la embajada de Chile en Caracas ayer martes en búsqueda de protección, pues los anteriores miembros del TSJ los acusaron de delitos de traición a la patria.
El flujo que se teme en Colombia es el de ciudadanos venezolanos pues en Arauca, uno de los estados fronterizos con Venezuela, no hay capacidad de atención a los emigrantes.
Ricardo Alvarado, gobernador de esa entidad, dijo que ahora se ve en las calles lo que nunca antes, con gente durmiendo en las calles, y Arauca carece de respuesta institucional, comercial o empresarial.
Agregó en declaraciones al diario El Tiempo, que ya hay brotes de problemas como prostitución, trata de personas y saneamiento básico.
También el agravamiento de problemas que ya existían, como el de la informalidad, pues hay venezolanos que radican en su país pero vienen a trabajar a Colombia cobrando salarios menores lo que reduce las oportunidades para los colombianos.
Fuente: La Razón