La esquina de las Mercedes en Caracas, donde se encuentra el centro comercial Tamanaco, es una de las más codiciadas. “Aquí los establecimientos sacan la mejor basura”, asegura Andrea, quien busca trozos intactos de comida mientras lleva en sus brazos a su hija. “Por la noche incluso hay puñaladas para conseguir un sitio”, añade. Desde primeras horas hace una ruta que cada día siguen más venezolanos. Es “la ruta del hambre”, una odisea para buscar comida entre los escombros que se ha vuelto rutina, un claro reflejo de la crisis económica y alimentaria que sufre el país sudamericano.
Ante una economía devastada por la caída de los precios del petróleo y una severa escasez, enfrentado al malestar popular y a la presión opositora para sacarlo del poder, el presidente Nicolás Maduro comenzó a permitir la importación y venta de alimentos a precios desregulados en varios estados, y poco a poco en Caracas.
Mario vive debajo de un puente al lado del Guaire, el río que atraviesa Caracas. Es también la mayor cloaca de la ciudad. “Vivo aquí porque es relativamente seguro, aunque hay chinches y ratas”, afirmó.
Junto a un grupo de personas baja por la empinada rampa de cemento hasta la orilla para limpiar los restos de carne que han encontrado en un vertedero. Con eso cocinan después un caldo magro. “El problema es que ya ni en la basura se encuentra comida”, afirma descorazonado.
En el primer semestre, el 65% de las importaciones las hizo el Estado. Del 35% restante que realizaron empresarios privados, más de la mitad fueron a dólar paralelo, según Econoanalítica. Todo esto dispara una inflación que ya es la más alta del mundo, y que según el FMI llegará al 750% este año.
Volviendo al Guaire, Mario nos lleva hasta un lugar llamado “La jungla”. Allí habitan los denominados “perros de agua”, aquellos que se sumergen en el contaminado río para buscar “tesoros”. Primero extraen lo que se queda en las cloacas, una especie de arena negra que limpian en el agua con bolsas.
Luego raspan y buscan joyas o cualquier cosa de valor que introducen en unos botecitos que cuelgan de su cuello. “Con esto más o menos comemos, pero cada vez hay más buscadores que vienen a ganarse la vida, a sobrevivir”, dice un chico sin camisa y botas que agita su bolsa desde el agua.
Entretanto, el presidente Maduro reconoce el problema y, aunque piensa que su Asamblea Constituyente solucionará la situación de los empresarios, los economistas aseguran que esto sólo recrudecerá la crisis. El líder opositor Henrique Capriles, gobernador del Estado de Miranda, también se refirió a la situación y manifestó a LA RAZÓN que en vez de solucionarse los problemas, éstos se están agravando y que esa situación debe generar un cambio constitucional. “O el Gobierno decide cambiar o nosotros tendremos que cambiar al Gobierno”, señaló Capriles, quien agregó: “Sencillamente, la gente ya marcha por hambre, la cosa más básica”, reitera.
Fuente: La Razón