El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, llegó a Varsovia para su primera visita bilateral a un país europeo, en la que tiene previsto entrevistarse con su homólogo polaco, Andrzej Duda, y dar un discurso en la plaza Krasinksi.
La visita, tildada de «histórica» por el gobierno polaco, de corte nacionalista y conservador, es vista con recelo desde otras capitales europeas, porque Trump ha elegido como primer destino a uno de sus socios más controvertidos y euroescépticos.
El presidente estadunidense y su esposa Melania Trump llegaron al aeropuerto de Varsovia sobre las 22.15 hora local (20.15 GMT) a bordo del Air Force One para una visita de menos de 24 horas, ya que mañana a mediodía volará rumbo a Hamburgo (noroeste de Alemania) para participar en la cumbre del G20.
La jornada en Varsovia empezará con un encuentro entre Trump y Duda en el palacio presidencial, al que seguirá una breve comparecencia ante los medios, y luego ambos participarán en un encuentro con jefes de gobierno de Europa Central y Oriental.
Se prevé que en este foro, de carácter económico, Trump va a proponer a los doce países participantes que importen gas licuado de EU, con el argumento de reducir así su dependencia energética de Rusia.
Polonia favorece esta idea porque aspira a convertirse -con inversiones estadounidenses- en un centro logístico de gas licuado para el este de Europa -punto con el que puja con Alemania- a través de un puerto construido a este menester en su costa septentrional.
A continuación, el presidente de EU ofrecerá un discurso en la céntrica plaza Krasinksi de Varsovia, donde se encuentra el monumento al alzamiento de la ciudad contra la ocupación nazi, símbolo de la lucha de Polonia por su independencia.
El gobierno polaco espera que la visita sirva para que Trump reafirme su compromiso con la seguridad de todos los miembros de la OTAN y para que refuerce la posición de Varsovia en la Unión Europea tras las diferencias que su gobierno ha mantenido con Bruselas.
El líder del partido gobernante, Jaroslaw Kaczynski, considera que la visita es un «éxito» para su país, algo que otros aliados europeos «envidian».
Las autoridades polacas han diseñado un fuerte dispositivo de seguridad, con miles de policías patrullando las calles, y quieren asegurarse un caluroso recibimiento a Trump, por lo que la oposición no ha sido invitada a los actos centrales.
Fuente: Milenio