Ana Paula Ordorica
La obra del Paso Exprés de Cuernavaca que esta semana ha sido noticia por un socavón tiene todos los ingredientes para ser considerada un caso más de enorme corrupción.
Un caso más que en esta ocasión implicó la muerte de dos personas. Fue un proyecto licitado en 2014 que ganaron dos empresas.
La subsidiaria en México de la española Aldesa; y Epccor, de Juan Diego Gutiérrez Cortina. La obra la ganaron ambas empresas aun cuando en la licitación su propuesta no fue ni la más económica, ni quedó en primer lugar. De hecho, quedaron en 5º lugar con una propuesta de mil 45 millones de pesos (mil 45 millones 857 mil 952.45). Hubo propuestas más económicas, pero en el entendido que las licitaciones se ganan no sólo por el monto que presentan, sino por otros requisitos legales y técnicos como tiempo de entrega, la de Aldesa y Epccor fueron las ganadoras. Al final, la obra ni costó los mil 45 millones de pesos, ni se entregó en julio de 2016, fecha que marcaba la licitación.
Terminó costando 2 mil 213 millones de pesos la construcción de los 14.5 kilómetros que representa y se entregó hasta abril de 2017, con trabajos a marchas forzadas, porque el titular de la SCT, Gerardo Ruiz Esparza, prometió un día sí y al otro también, que la obra estaría concluida para las vacaciones de Semana Santa, cuando tantas familias toman su automóvil para irse a Acapulco y pasan justo por este tramo.
Aldesa es una empresa que ha crecido mucho en el actual sexenio. Tanto que el 60 por ciento de sus ingresos están en México. Tiene a su cargo nada más y nada menos que la construcción de la Torre de Control del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM) y la ampliación de la línea 12 del Metro de la CDMX.
Juan Diego Gutiérrez Cortina, dueño de Epccor, tiene un largo historial en el mundo de la construcción. Largo y no muy bueno. PDI Infraestructura, también de su propiedad, fue la responsable de la construcción de La Estela de Luz.
Sí, de esa obra emblema de corrupción en el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa. Pero antes, en el sexenio de Vicente Fox, Gutiérrez Cortina también estuvo envuelto en escándalos de corrupción con otra de sus empresas, GUTSA, por las obras que realizaron en la Autopista del Sol. Tal fue el escándalo que GUTSA fue inhabilitada en el sexenio de Calderón. Pero como comentamos, GUTSA inhabilitada no implicó que Gutiérrez Cortina abandonara el negocio de la construcción. Siguió primero a través de PDI Infraestructura en el sexenio de Calderón y ahora con Epccor en el de Peña Nieto. Actualmente tiene un contrato por mil 400 mdp para la construcción de una de las losas principales del NAICM. Epccor está construyendo también el Centenario Hospital Hidalgo, en Aguascalientes.
Bueno, construyendo es un decir porque a la fecha tiene, nada más, nueve años de retraso en la entrega de la obra cuyas irregularidades han sido denunciadas por la ASF. Eso por el lado de las constructoras. Si vemos el lado de la SCT y sus primeras explicaciones en torno a que el problema del socavón se debió a lluvias atípicas y a basura que saturaron el drenaje que justo en esa zona no fue ampliado, no queda más que preguntarnos ¿por qué no se amplió el drenaje? Los planos de lo que debe hacerse en la obra son responsabilidad de la SCT. Si la dependencia sí pidió que se ampliara el drenaje ¿por qué recibió la obra sin que se hubiera hecho? Imposible creer que fueron sólo las lluvias atípicas y basura las que provocaron este socavón y dos muertes a tan sólo tres meses de ser inaugurado este proyecto que Ruiz Esparza prometía duraría más de 40 años y que pomposamente presumía hasta hace dos días espectaculares que decían “Gracias Señor Presidente por el Paso Exprés”.