Al menos 150 empresarios o comerciantes de Acapulco han sido asesinados por grupos criminales de enero de 2016 a la fecha, de acuerdo con informes de la Federación de Cámaras de Comercio en Guerrero.
Alejandro Martínez Sidney, dirigente de la federación, explicó que la extorsión y el secuestro son los delitos que más han impactado al sector empresarial e incluso a los pequeños comerciantes.
«La extorsión es a través de llamadas telefónicas, o bien, cuando uno no les contesta, vienen a tu negocio, y si no estás, amenazan a tus trabajadores o hay casos que dejan pegadas cartulinas», relató.
Además, agregó, mil 800 negocios y empresas de todos los giros han cerrado en lo que va del año por la situación de inseguridad que priva en el puerto.
Martínez Sidney detalló que los afiliados a su organización han gastado en los últimos 18 meses casi 900 millones de pesos en la compra de aparatos de seguridad como cámaras de videovigilancia y vehículos blindados y la contratación de agentes de seguridad privada.
Incluso muchos empresarios han optado por portar armas de fuego previa autorización de la Secretaría de la Defensa.
El apogeo económico que se vivía durante las décadas de los setentas, ochentas y noventas, reventó en el 2004, antes de la llegada al Gobierno estatal del perredista Zeferino Torreblanca Galindo.
Pero ya en la Administración del PRD, en enero del 2006, el primer hecho de narcoviolencia que sacudió a los acapulqueños fue el enfrentamiento a balazos a plena luz del día entre policías municipales y sicarios entre las Avenidas Cuauhtémoc y El Farallón, en la Colonia La Garita.
Desde esas fechas, la violencia en este puerto turístico sigue a la alza.
Esta violencia no solamente se presenta en las 504 colonias marginales, sino en las demarcaciones del centro, la Avenida Costera Miguel Alemán y en esporádicas veces en la Zona Diamante.
Acapulco -el Municipio con el mayor número de habitantes en Guerrero- registra el 40 por ciento de incidencia delictiva.
Informes de la Secretaría de Seguridad Pública estatal señalan que, desde el 2010, el número de homicidios dolosos en el puerto oscila entre 900 y mil.
Hasta el 31 de mayo, el informe de la SSP detalla que en Acapulco se registraron 340 asesinatos dolosos, 4 secuestros, 25 casos de extorsión y 960 robos de vehículos.
Martínez Sidney explicó que los empresarios han cambiado sus hábitos por la violencia.
Por ejemplo, detalló, ellos ya no atienden personalmente sus negocios, sino que lo hacen vía internet o telefónica, dando órdenes a sus trabajadores o a sus gerentes.
Esto, afirma, es porque los empresarios tienen temor a ser secuestrados por la delincuencia organizada.
Según el empresario, en Acapulco la vida nocturna va a la baja. Jueves, viernes y sábado -asegura- son los únicos días en los que la habitantes y turistas visitan bares y discotecas.
«Hace muchos años la diversión era toda la noche en Acapulco, pero hoy vemos las avenidas solas y los negocios cerrados», afirma.
El empresario Guido Rentería recordó que en 2006, antes de que estallara la violencia en Acapulco, atendía a 600 clientes al día en su empresa de cruceros y, ahora, en temporada alta, apenas reúne a 15 personas .
«Hoy no solamente los negocios privados están cerrados también los centros de cultura o de deportes ya no están funcionado», mencionó.
El empresario tuvo que invertir para poner un lavado de automóviles, cuyo negocio le deja una ganancia de 500 pesos diarios.
«Instalé este pequeño negocio para siquiera sacar dinero para comer», afirmó.
El empresario acapulqueño evoca la época en que la gente vivía sin penurias económicas.
«Hoy no solamente muchos de los negocios de la iniciativa están cerrados sino también centros de cultura o de deportes ya no están funcionado».
Por ejemplo, dijo, la plaza de Toros Caletilla donde hasta hace cinco años había corridas con figuras del toreo está cerrada y el Jai-Alai está abandonado.
Esta plaza y las instalaciones del Jai-Alai -construidas en la década de los cincuenta- se convirtieron en punto de referencia para artistas, personajes de la política y deportistas nacionales e internacionales.
Actualmente los dos centros, uno del deporte taurino y el otro de frontón, están abandonados desde el 2006 cuando inició el repunte de la narcoviolencia.
Rentería Rojas cuestionó que ninguna autoridad ha trabajado para rescatar a Acapulco de las garras de los grupos criminales.
«El Gobierno piensa de manera estúpida que solamente poniendo más policías va a resolver el problema de la inseguridad. Aquí se necesitan muchas cosas de fondo para recomponer el tejido social».
Planteó que el Gobierno implemente un programa de empleo, que haya más promoción turística nacional a internacional.
«Los jóvenes que no tienen empleo ni facilidades de estudiar se les hace muy fácil emplearse de sicarios», dijo.
Pasean halcones el Zócalo
Un halcón de un grupo de la delincuencia organizada que se camufla de vendedor de cigarros y galletas se pasea por recién remodelado Zócalo de Acapulco.
De lejos ve al grupo de reporteros que toman fotografías a algunos establecimientos que están cerrados.
Como si nada se encamina hacia donde están los periodistas y le hace señas con su dedo al fotógrafo.
El periodista no entiende lo que quiere decir el halcón. No le hace caso.
Los reporteros, luego de realizar su trabajo, se dirigen hacia un restaurante.
Y hasta allá los sigue el halcón y, nuevamente, afuera del negocio, le hace señas al fotógrafo para que vaya. Éste obedece la orden y sale del restaurante.
«¿De que periódico son y a qué vienen?», lo interroga el halcón.
«Sólo venimos de paseo, no estamos trabajando», le contesta el periodista.
«Mira, aquí en Acapulco la violencia está muy cabrona y les pido de favor que no nos vayan a perjudicar», le pide el supuesto vendedor ambulante.
«No, ya te dije que solo estamos de paseo», replica el fotógrafo.
«Bueno, yo solo te digo que no nos perjudiquen», le advirtie.
Fuente: Reforma