Juan Pardinas (JP), director del Instituto Mexicano de la Competitividad lamentó que los congresos no funcionen bien, si fueran contrapesos, no tendríamos estos delirios demenciales de corrupción que han ocurrido en México, señaló.
Entonces, con esa preocupación el Imco voltea a ver a los congresos estatales, voltea a ver la función de los legisladores, cuyo trabajo, una de las múltiples responsabilidades que tienen es ser el contrapeso y el vigilante del Poder Ejecutivo.
Aunque no existe la certidumbre y la evidencia de que haya corrupción, lo que sí hay certidumbre es que hay mucha discrecionalidad y opacidad, que es la combinación perfecta para un caldo de cultivo de mal uso de recursos públicos.
Pardina explicó que con los datos que tenemos empezamos a comparar años electorales con años no electorales y sorpresa, en años electorales las «sedesoles legislativas» gastan mucho más «lana» que en años no electorales.
Por ejemplo, Veracruz en 2015 no tuvo elección y el presupuesto de la «Sedesol electoral» fueron seis millones de pesos, un presupuesto relativamente modesto para lo que son los presupuestos; pero en el 2016, un año después, sí hubo elección y ahí el presupuesto fue bastante «inmodesto», fueron 294 millones de pesos, o sea, de seis a 294 la «Sedesol legislativa».