El presidente Nicolás Maduro ha respondido con el desplante propio del chavismo a las sanciones impuestas por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos a trece funcionarios venezolanos entregándoles una réplica de la espada del Libertador Simón Bolívar. Así actuaba su maestro Hugo Chávez y así procede él.
Algunos de los chavistas agrupados en esta lista recibieron la condecoración en un acto de campaña de la Asamblea Nacional Constituyente, la propuesta con la que el gobernante venezolano pretende liquidar a su oposición y escribir una nueva Constitución. Todos calificaron como un honor su inclusión en la lista, porque refuerza sus convicciones antiimperialistas y la lealtad al proceso bolivariano. Todos dijeron que lucirán esa sanción como la prueba que acredita su pureza revolucionaria.
Todos dicen que no tienen bienes en ese país por lo que aparentaron recibir la noticia con indiferencia. La Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC, por sus siglas en inglés) ha congelado los bienes de estas trece personas sujetos a la jurisdicción de Estados Unidos. Los estadounidenses no pueden celebrar contratos con Rocco Albisinni (presidente del Cencoex, la dependencia que controla la entrega de divisas preferenciales), Alejandro Fleming (vicecanciller para Europa), Franklin García Duque (exdirector de la Policía Nacional Bolivariana), Carlos Erick Malpica Flores (extesorero), Elías Jaua (exvicepresidente de la República y actual ministro de Educación), Tibisay Lucena (presidenta del Consejo Nacional Electoral), Iris Varela (exministra de Asuntos Penitenciarios), Néstor Reverol (ministro del Interior y Justicia), Jesús Suárez Chourio (comandante general del Ejército), Carlos Alfredo Pérez (director de la Policía Nacional Bolivariana), Tareck William Saab (Defensor del Pueblo), Sergio Rivero Marcano (Comandante General de la Guardia Nacional Bolivariana) y Simón Zerpa Delgado (vicepresidente de finanzas de la estatal Petróleos de Venezuela).
Todos ellos podrían dividirse en tres grandes sectores. El grupo que promueve la Constituyente y que, a juicio de Washington, está contribuyendo a socavar la democracia venezolana, el que ordena la represión contra las manifestaciones opositoras y aquellos responsables de manejar el negocio del control cambiario en Venezuela.
El personaje más relevante de la lista es quizá Tibisay Lucena. Considerada una eminencia en los procesos electorales, ejecutante del violoncello y con posgrado en Estados Unidos, Lucena dejó de lado su perfil técnico para convertirse, en el criterio de la oposición, en una operadora de los intereses del régimen. En 2016 el CNE estableció requisitos adicionales a los previstos en las normas para retrasar la petición de un referéndum revocatorio contra Maduro. A finales de octubre cinco tribunales de provincias terminaron de abortar una salida a la crisis. La imposibilidad de votar ha soliviantado a la oposición hasta el punto de que hoy solo desean la inmediata resignación del régimen.
A Tareck William Saab sus adversarios achacan lo mismo que a sus predecesores en el cargo: se comportan como defensores del gobierno y no del pueblo. Exdiputado presidente de la Comisión de Política Exterior, exgobernador del estado de Anzoátegui (oriente de Venezuela), su llegada a la Defensoría del Pueblo se correspondía con el trabajo que desarrolló como activista de derechos humanos antes de la era chavista. Con la deserción de la fiscal general Luisa Ortega Díaz, Saab fue autorizado por el Supremo para asumir las competencias del Ministerio Público en la investigación de violaciones a los derechos humanos.
En su primera reacción a las sanciones Elías Jaua, ministro de Educación y presidente del grupo promotor de la Constituyente, dijo en Twitter que la decisión del Departamento del Tesoro era un reconocimiento a sus 34 años de lucha «por los pobres de esta tierra». De inmediato en las redes sociales recordaron el episodio de la detención de la niñera de sus hijos en el aeropuerto de Sao Paulo, Brasil, después de aterrizar con un arma de fuego propiedad del funcionario a bordo de un avión de Petróleos de Venezuela. Exvicepresidente, excanciller y exministro de Agricultura, Jaua dice ser un hombre que no posee bienes materiales. Es parte del ala más comprometida con la concreción del socialismo en Venezuela que defiende la instalación de la Asamblea Nacional Constituyente.
Durante el acto de entrega de los reconocimientos el presidente Maduro bromeaba porque el ministro Néstor Reverol había sido sancionado por Washington en otras dos ocasiones por sus supuestos vínculos con el narcotráfico. «El triple sancionado», decía. Reverol reforzó delante de Maduro su compromiso con la defensa del gobierno. Esta última sanción responde a las violaciones a los derechos humanos achacadas a los cuerpos de seguridad, liderados por Reverol, ocurridas durante los últimos cuatro meses de protestas opositoras. Por eso también están en la lista sus subordinados de la Policía Nacional Bolivariana. Washington ha prometido no abandonar a los venezolanos que reclaman un cambio de gobierno en las calles.
Fuente: El País