Ayer, el rey Felipe VI de España pronunció un discurso ante la Cámara de los Comunes británica, algo que no ocurría desde que su padre, Juan Carlos I, que abdicó en su favor en 2014, lo hizo en 1986.
Ante lo excepcional de la cita, y con la instantánea que devuelve a la reina Letizia a las páginas de los medios mexicanos, recordando su paso por Guadalajara a inicios de los noventas, aprovechamos para repasar las monarquías que perduran en Europa en pleno Siglo XXI.
Dinamarca
La corona danesa se considera a menudo la monarquía más antigua de Europa, y la segunda del mundo tras Japón. Con cerca de mil 200 años de historia ha reinado ininterrumpidamente, y goza de un respaldo popular cercano al 80 por ciento, el mayor de Europa.
La reina Margarita II lleva en el trono ya 45 años, y aún no es octogenaria, por lo que su hijo Federico todavía deberá esperar. El pasado año, la reina generó polémica tras afirmar en un libro que Dinamarca había subestimado los desafíos de la migración, “por ejemplo, no dejamos claras las reglas de la democracia a los grupos islámicos que querían desafiarlas”.
España
Tras la muerte del dictador Francisco Franco en 1975, la monarquía retornó al país de la mano de Juan Carlos I, que le había designado heredero. Con él, llegó la democracia, pero numerosos escándalos en los últimos cinco años —especialmente dolorosa fue la imagen del monarca cazando elefantes en Botsuana—, llevaron a su abdicación en 2014.
Con estudios en Estados Unidos y de la mano de una reina plebeya y periodista, Felipe VI trata de cerrar un capítulo turbio y modernizar una monarquía que todavía sufre los envites del Caso Noós, el episodio de corrupción que señaló a Iñaki Urdangarín, cuñado del rey, condenado a seis años y tres meses de cárcel. La princesa Leonor, de 11 años, es la heredera al trono.
Holanda
Guillermo Alejandro es el rey de los Países Bajos desde hace cuatro años, cuando su madre, la reina Beatriz, abdicó en su favor. A inicios de los noventas trabajó como piloto para el servicio de protección de vida salvaje de Kenia, y ha participado en el maratón de Nueva York.
La monarquía holandesa es una de las más prestigiosas y respetadas de Europa, y prueba de ello es el Koningsdag, el Día del Rey, una fiesta nacional en la que, desde 1885, los ciudadanos holandeses abarrotan las calles vestidos de naranja, el color nacional.
Es, además, la monarquía más cara de Europa, con un costo para el erario público del país de unos 40 millones de dólares anuales.
Reino Unido
La reina Isabel II cumplió 91 años a finales de abril, mientras que su marido Felipe, duque de Edimburgo, tiene ya 96. Con el paso de los años se multiplican las bromas sobre el príncipe Carlos, heredero al trono, que tiene ya 68 años.
La familia real británica ha sido a menudo carne de tabloides, especialmente a raíz del divorcio de la princesa Diana de Gales del príncipe Carlos en 1996, y la posterior muerte de ésta un año después en un espectacular accidente de tráfico en París.
El presupuesto británico asigna anualmente unos 37 millones de dólares a la casa real.
Suecia
Carlos XVI Gustavo lleva en el trono desde 1973, siendo así uno de los monarcas con mayor recorrido del continente. Pese a ser una monarquía, el papel del rey sueco es puramente simbólico, en el país donde tiene menor peso político la figura del monarca.
En un caso todavía singular, la Constitución sueca específica, desde 1980, que heredará el trono el primer hijo o hija del rey, independientemente de su sexo. Así, la princesa Victoria reinará por delante de su hermano menor, el príncipe Carlos Felipe.
Monarquías secundarias
Bélgica
El actual rey, Felipe, también llegó al trono tras una abdicación, en 2013, de su padre, Alberto II. En 1990, el rey Balduino, abuelo de Felipe, se negó a rubricar la ley de despenalización del aborto, y acordó con el Parlamento decretar su “incapacidad temporal”, que duró 36 horas, e hizo que el Congreso asumiera sus poderes.
Liechtenstein
Aunque técnicamente el monarca no es un rey, sino un príncipe, el país cuenta con una de las familias reales más antiguas del continente, mencionada por vez primera en 1136. Gobierna el príncipe Juan Adán II, y según la Constitución, comparte la soberanía con el pueblo de este minúsculo país de 37 mil habitantes.
Luxemburgo
Tampoco reina un rey, sino en este caso un gran duque. Desde hace 16 años ostenta el cargo Enrique, perteneciente a los Nassau-Weilburg, que descienden de los Oranje-Nassau holandeses. De hecho, hasta 1890, el rey de Holanda también tenía el título de gran duque de Luxemburgo.
Enrique se negó en 2008 a sancionar la ley de eutanasia, lo que hizo que el Parlamento le rebajara sus poderes constitucionales.
Mónaco
El príncipe Alberto II, monarca de Mónaco, es más conocido por sus apariciones en los tabloides a raíz de sus dos hijos fuera del matrimonio que por sus labores reales. Como su padre Rainiero III, que destacó por su matrimonio con Grace Kelly.
El escudo de armas de Mónaco muestra a dos monjes armados, recordando que la dinastía de los Grimaldi, genoveses de origen, arrancó con la captura de la roca por parte de guerreros disfrazados de religiosos.
Noruega
La monarquía noruega es muy joven, puesto que el país no fue independiente hasta que se separó de Suecia en 1905. Por ello, Harald V, que reina desde 1991, es apenas el tercer monarca de Noruega. Sin embargo, los reyes noruegos se remontan hasta el Siglo IX, mucho antes de que Noruega y Suecia se integraran en 1397 en la corona danesa, dentro de la Unión de Kalmar.
Fuente: Crónica