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Guerras por el acceso al agua están más cerca de lo que creemos

Publicado por
Aletia Molina

Los próximos conflictos internacionales pueden originar en la construcción de alguna nueva represa o desvío de algún río con la creciente escasez del agua potable y destinada al consumo industrial como telón de fondo. Un grupo de hidrólogos y politólogos europeos ha hecho un intento de pronosticarlos mediante el resumen de su análisis en la revista ‘Global Environmental Change’.

Los autores analizaron la situación política en torno a un total de 1.400 embalses y represas ya existentes y en construcción en los ríos transfronterizos y limítrofes. Proponen el propio término de ‘tensión hidropolítica’ y clasifican las regiones con mayores y menores riesgos de esta clase de tensiones. Solo Oceanía no los tiene, gracias a la distribución de sus Estados.

Incluso en Norteamérica hay problemas con el uso compartido de los recursos hídricos, pero los científicos encontraron solo un factor «extremadamente exacerbante» que lleva a un potencial conflicto y lo localizaron en el noreste de África. Se trata de la cuenca del Nilo, cuyo uso se regula por un acuerdo internacional.

El conflicto se está gestando entre Egipto y Etiopía. Las autoridades de este último país quieren (en detrimento de la cuota establecida) sacar más provecho del Nilo Azul, cuya cabecera se encuentra en su territorio.

Etiopía tiene programado redirigir parte de las aguas de la cuenca del Nilo hacia el río Awash (que no tiene salida al mar) para construir una represa y producir más energía eléctrica. El proyecto puede empobrecer el cauce bajo del Nilo: una obvia amenaza para la economía egipcia, que depende desde la antigüedad del ciclo fluvial.

En octubre pasado un grupo de estudiosos de la Universidad de las Naciones Unidas advirtió sobre otro posible conflicto —y potencialmente el primer conflicto nuclear— entre la India y Pakistán. Para el nuevo estudio es también un importante punto de ‘tensión hidropolítica’.

No obstante, la distribución del agua nunca ha sido el problema clave en las complicadas relaciones entre ambos países. Solo puede calentar los desacuerdos generales, explicó en un comentario la vicedirectora del sector iberoamericano del Centro de investigaciones sistémicas europeas e internacionales de la Escuela Superior de Economía, Anastasia Lijachova.

Mientras tanto, entre Etiopía y Egipto no existe el grado de confrontación latente como entre la India y Pakistán, pero el problema es más profundo. Históricamente se conformó un mecanismo de uso del Nilo favorable a la parte egipcia. Etiopía solo consume entre el 2 y el 3% de su agua. Adís Abeba intenta revisar esta distribución, pero esos intentos la enfrentan a otros países dependientes del río.

Otras áreas de conflicto de esta índole se encuentran entre China y Vietnam, entre Birmania y sus vecinos, entre Bolivia y Chile, Nicaragua y Costa Rica. Cada año surge alguna tensión nueva por el acceso compartido al agua fluvial y las costas, afirma el ensayo. Varios de los países envueltos son nucleares y no se les podrá agredir sin consecuencias.

«Cerca de 2.500 a 3.000 litros de agua son necesarios para producir una hamburguesa, la cifra depende del país y el clima. Si agregamos la elaboración de energía a partir del agua, ella se aumenta hasta decenas y centenares de miles de litros», estimó Lijachova, cuyas palabras recoge el sitio web Ridus.

A la científica rusa le parece evidente que las soluciones locales, como la construcción de alguna represa en un país que cerraría el agua a los vecinos, «no son equilibradas». La única opción sería adaptarse a las nuevas condiciones, acudiendo a las tecnologías eficaces en el suministro de agua, donde el volumen de pérdidas es enorme.

Fuente: RT

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Aletia Molina