Los continuos exabruptos de Donald Trump se han convertido en un asunto de debate legislativo en Estados Unidos. El congresista demócrata Jamie Raskin ha rescatado la 25ª Enmienda de la Constitución, con su lenguaje y límites burocráticos, para atizar la oposición al republicano. El legislador de Maryland promueve una ley para destituir al presidente si se determina que está “incapacitado” físicamente o mentalmente para el cargo. La iniciativa, sin embargo, no tiene ninguna posibilidad de prosperar dado que depende del beneplácito del vicepresidente y de amplias mayorías en el Capitolio que son imposibles con la aritmética actual.
Pero que la propuesta de ley cuente con el apoyo de al menos 25 demócratas de la Cámara de Representantes, sobre un total de 194 y entre ellos el de mayor alto rango en la Comisión Judicial, revela el clima de enorme polarización en Washington tras cinco meses de presidencia del magnate inmobiliario.
Raskin lleva desde abril pidiendo aplicar la 25ª Enmienda, pero su proposición ha ganado respaldos en los últimos días con los ataques de Trump a la prensa. El presidente insultó el pasado jueves en Twitter a los presentadores de un conocido programa de televisión y el domingo publicó un montaje de vídeo en que aparece golpeando un logotipo de la cadena CNN, blanco habitual de su ofensiva contra los medios de comunicación. Los reproches de Trump, que ha tergiversado el concepto de “noticia falsa” y lo emplea para cualquier información que le sea crítica, han sido censurados tanto por demócratas como republicanos.
La propuesta de Raskin, un exprofesor de Derecho que es congresista desde el pasado enero, también refleja el debate interno que vive el Partido Demócrata, despojado del poder ejecutivo y legislativo en Washington, sobre cuán rupturista debe ser su oposición a Trump. Raskin se alinea con las posiciones más extremas, como otros legisladores que defienden un impeachment para destituir al presidente pese a que son remotas las posibilidades de llevarlo a cabo.
Sin embargo, el congresista cuestionó a finales de la semana pasada la capacidad mental de Trump, como también hicieron los dos periodistas de MSNBC que fueron objeto de la ira del republicano. “Si miras a las cosas que han ocurrido desde enero, es realmente una extraña letanía de eventos y ataques”, dijo a Yahoo News. “Supongo que a cada ser humano se le permiten uno o dos tuits aparentemente errantes y dementes. La pregunta es si tienes un patrón sostenido de comportamiento que indica que algo está realmente mal”.
El Congreso aprobó la 25ª Enmienda de la Constitución en 1967, cuatro años después del asesinato de John F. Kennedy, para fijar las directrices en caso de que el presidente o el vicepresidente no pudieran llevar a cabo sus funciones por enfermedad, muerte o dimisión. Fue el marco legal que se utilizó tras la renuncia de Richard Nixon en 1974 como presidente, acechado por el caso Watergate, y su sustitución por el vicepresidente Gerald Ford.
En su propuesta de ley, Raskin considera que el “cuerpo” que menciona el texto y que nunca se ha aplicado podría ser lo que él ha bautizado como la “Comisión de Vigilancia de la Capacidad Presidencial”. Sería designada por el Congreso y tendría 11 miembros: cuatro médicos, cuatro psiquiatras y tres cargos políticos, como expresidentes, exvicepresidentes o ex altos funcionarios. La comisión examinaría si el presidente está “incapacitado mentalmente o físicamente”.
Pero la iniciativa choca con obstáculos logísticos que la hacen utópica. Para prosperar, el vicepresidente Mike Pence tendría que traicionar a Trump al considerar que no está preparado para ser presidente y lograr, además, el apoyo mayoritario de su Gobierno o de la comisión especial del Congreso. Pero, para que la destitución del mandatario fuese aprobada, necesitaría el voto favorable de dos tercios de la Cámara de Representantes y del Senado.
Fuente: El País