La naturaleza es sabia en extremo, y a cada depredador le corresponde una presa, que no es fácil de cazar, por ejemplo el Cheeta o Guepardo, es el animal más veloz sobre la tierra, capaz de alcanzar la pasmosa velocidad de 115 kilómetros por hora; su comida favorita es el Impala (el animal, no el auto) capaz de correr a 100 kilómetros por hora, con la enorme ventaja sobre el Guepardo, que este sólo puede mantener por unos segundo su fenomenal velocidad, ya que su corazón y pulmones podrían colapsarse si sigue corriendo a ese ritmo tan frenético.
Una leona en plena carrera, puede alcanzar los 50 kilómetros por hora, una velocidad fantástica tomando en cuenta el peso y el volumen de los leones (mucho mayores y menos estilizados que los Guepardos) sin embargo, su comida favorita las cebras (las de verdad no los árbitros de Futbol Americano) pueden dejarlos atrás ya que son capaces de correr a 60 kilómetros por hora.
Si usted de niño, llegó a ver las famosas caricaturas del Correcaminos y el Coyote, que siempre intentaba cazar al ave y eternamente fracasaba, déjeme sacarlo del engaño: el correcaminos ciertamente es un ave sumamente veloz para su tamaño y es capaz de correr a 36 kilómetros por hora; pero el Coyote es más veloz ya que con 4 patas, puede alcanzar velocidades superiores a los 45 kilómetros por hora.
¿Cómo queda el humano si se le compara con estas máquinas de correr?, realmente muy atrás el kenianoWilson Kipsang poseedor del record mundial de maratón logró correr los 42 kilómetros 195 metros en 2 horas con 3 minutos, es decir una velocidad de poco más o menos 20 kilómetros por hora; Usain Bolt, el hombre más rápido del mundo, alcanza velocidades cercanas a los 57 kilómetros por hora, pero igual que el Guepardo no es capaz de mantener ese tranco por mucho tiempo.
Entonces ¿dónde radica la ventaja del hombre sobre el animal?: en la fuerza de voluntad; un animal, el que usted me diga, correrá únicamente hasta su límite: el Guepardo un sprint, la Cebra dejará de correr cuando deje atrás a la leona y no más; únicamente el hombre es capaz de sobreponerse al cansancio, la fatiga y mantener el esfuerzo más allá de los límites naturales, por eso es que Bolt puede alcanzar la velocidad de unaCebra o Kipsang puede pedirle a su cuerpo que se esfuerce durante largas dos horas corriendo prácticamente al tope de su capacidad.
En los combinados a los que son convocados los mejores jugadores del Futbol Americano Colegial, de donde salen las nominaciones para el Draft, la prueba reina (aunque no siempre es el criterio determinante) es la carrera de 40 yardas, donde los aspirantes muestran su velocidad, el record pertenecío por 8 años a Christ Johnson , Corredor de los CARDENALES de Arizona, quien durante su prueba colegial en 2008, corrió las 40 yardas en 4.24 segundos; sin embargo, el año pasado la marca de Johnson fue hecha añicos por un jovencito de la Universidad de Cumberlands, el Receptor abierto Wendall Williams, quien corrió la distancia en 4.19 segundos, logrando bajar en 5 décimas la anterior marca, lo curioso es que pese a ello, el veloz Williamsno fue tomado por ningún equipo en el Draft, y tuvo que ser contratado tiempo después por su actual equipo: los Texanos de Houston, dónde no ha brillado del todo.
Si bien es cierto que la velocidad demostrada por los jugadores durante el combinado no es el único criterio, si es de lo más seductor para los cazadores de talento de la NFL: En 1983 los Raiders pudieron haber elegido con la casilla numero 23 a un jovencito llamado Dan Marino, pero le vieron demasiados inconvenientes, entre ellos su poca velocidad, cierto que en sus filas aún contaban con Jim Plunket, aunque ya estaba de salida, pese a todo lo dejaron pasar y tras ellos, tocó el turno a Miami, que no dudó en tomar a ese novato, el tiempo se encargó de cobrar las facturas, Miami llegó a un Superbowl y si bien no lo ganaron, durante el tiempo queMarino jugó para ellos, lo hizo a gran nivel, mientras Oakland se sumía en la mediocridad; no fue sino 3 décadas después de aquel desaguisado, que los Raiders han podido encontrar un QB de calidad, en la figura de DEREK CARR. ¿Otro ejemplo?: en el Draft de 1998, había expertos que aseguraban que la mejor selección de ese año era el Mariscal de Washington State Ryan Leaft, más atlético y más rápido que otro jovencito llamado Peyton Manning, Potros se inclinó por Manning y Cargadores optó por LEAFT, ¿ Quién se equivocó?. Un último ejemplo en el Draft de 1999, un lento y torpe QB debió ver pasar dos centenares de selecciones y fue hasta la sexta ronda cuando fue tomado por los Patriotas, ¿Quién podría imaginarse que ese despreciado jugador se convertiría en uno de los máximos ganadores de postemporada en la NFL?; sí nos referimos a Tom Brady (Por cierto, ambos mariscales Brady y Carr, medirán fuerzas el próximo 19 de Noviembre en el Estadio Azteca).
Así pues, la velocidad es importante, pero no determinante, ya que como la naturaleza es sabia, por cada QB con una habilidad y rapidez pasmosa para deshacerse del balón, habrá un hábil y raudo cazamariscales que podrá hacerle “morder el polvo”. Algunas veces ganará el Guepardo, pero otras tantas ganará el Impala, es la ley de la vida. ¿No cree Usted?.