Portugal consumó ante Nueva su segunda victoria en la Copa Confederaciones y logró el pase para las semifinales del torneo, que se disputarán a partir del miércoles de la semana que viene. La actual Campeona de Europa hizo valer su consistencia defensiva y la abismal diferencia de calidad individual de sus jugadores respecto a los de una Nueva Zelanda, que a día de hoy resulta únicamente incómoda que por su fortaleza física. En lo que se refiere a trasladar el balón hasta la portería rival, el combinado que dirige Anthony Hudson todavía tiene que mucho camino por recorrer.
A pesar de la aparente viabilidad del duelo, Fernando Santos no dosfiicó a su esqueleto central de confianza. Cristiano Ronaldo volvió a ocupar la posición más adelantada del equipo junto a André Silva, Bernardo Silva y Quaresma ocuparon las bandas y solo dio descanso a Adrien Silva y William Carvalho en el centro del campo. Moutinho y Danilo no se encontraron con demasiados problemas para gestionar la posesión del balón, a pesar de que si algo no se le puede achacar a Nueva Zelanda es la entrega. Tiene recursos Portugal para no arriesgar demasiado en las transiciones, pero en el guion que traslada cada partido no se descarta utilizar el balón en largo para tratar de aprovecharse de la potencia de Cristiano o de la voracidad adolescente de Silva.
A pesar de encuadrar una defensa de cinco Nueva Zelanda se veía con problemas constantes a la hora de achicar espacios, especialmente cuando le llegaban balones por alto desde la bandas. Cristiano estrelló su primer cabezazo en el larguero después de uno de esos brincos que le hacen sostenerse en el aire mucho más tiempo que sus marcadores. No se había cumplido la primera media hora de partido y Portugal ya había secuestrado el cronómetro del partido. Explotó la vía de la superioridad por alto y cayó en la trampa Nueva Zelanda, que en las manos de Smith cometió penalti sobre Danilo al agarrarle notablemente durante un saque de esquina. El árbitro del partido señaló el punto de penalti y Cristiano Ronaldo lo ejecutó con tanta sobriedad como potencia. El delantero del Real Madrid firmó su segundo gol del torneo, el primero con la pierna derecha, el número 75 con la camiseta de Portugal.
No quiso quedarse ahí la Campeona de Europa, que con un Quaresma en gran estado de forma, explotó su verticalidad en la banda izquierda. Eliseu se ofreció para una de esas jugadas por banda en las que el lateral termina por llegas hasta la línea de fondo, y el centro del defensa del Benfica, que sustituía al lesionado Guerreiro -ante Rusia sufrió una fractura en el pie izquierdo-, lo envió a la red con la zurda Bernardo Silva, aunque al apoyarse con el pie derecho tras el golpeó se dobló el tobillo y tuvo que ser sustituido.
Solo después de verse tan por debajo en el marcador reaccionó Nueva Zelanda, primero por medio de Thomas en un remate que sacó encima de la línea Rui Patrício y después Wood, con un disparo desde media distancia que no llevaba el fuelle necesario para sorprender al portero del Portugal. Lo que provocó esta entrega total a la causa ofensiva de Nueva Zelanda fue la apertura total de sus puertas traseras y eso facilitó aun más la capacidad del equipo de Fernando Santos para ejecutar los contragolpes. Tras una recuperación de Quaresma que entró a André Silva, el nuevo jugador del Milan, presionado por tres defensas, fue capaz de deshacerse de todos ellos y clavar el balón en el palo derecho de un Marinovic absolutamente superado. Tan claro vio el partido el seleccionador de Portugal que hasta dosificó a Cristiano, y entró en su lugar Nani, muy entonado en sus intervenciones iniciales y que terminó firmando el cuarto y definitivo gol del partido.
No suele ser Portugal una de esas selecciones que logre transmitir la sensación de diversión mientras juega. Pero ante Nueva Zelanda se lo pasó tan bien y se sientió tan cómoda que podría haber cantado un fado con una sonrisa de oreja a oreja.
Fuente: El País