PRIMERO Y DIEZ
Por Bolívar Roblero
Cuando Jerry Siegel y Joe Shuster se reunieron una tarde de 1933 en Cleveelan, lejos muy lejos estaban de saber que lo que estaban a punto de crear vendría revolucionar la industria del Comic. Su creatura vendría a edificar una subcultura que hoy 84 años después enloquece a millones de fanáticos en todos los rincones de la tierra. Por supuesto que Siegel y Shuster estaban muy lejos de imaginarse lo que estaban vendiendo por 130 dólares (una suma considerable para aquellos años, pero nada comparado con los miles de millones de dólares que representa en la actualidad el nombre de Suérman) su creación a la firma DC que ni tarda ni perezosa comenzó a publicar en sus páginas las aventuras del Hombre de Acero, un alienígena venido de Kriptón, que ante el influjo de una estrella amarilla como nuestro sol, cobraba una serie de poderes increíbles, podría volar, tenía visión de rayos X, superfuerza, pero además de estos atributos, era bueno, gentil, modesto, guapo y tímido, es decir “toda una joya”.
Todo esto provocó que Supermán se transformara en el héroe por antonomasia y marcara el camino por donde habrían de transitar proyectos similares: El Capitán América, Batman, Linterna Verde, Flash y el Hombre Araña, tienen en sus genes el mismo ADN que dio luz a Superman, el hombre de Acero.
En la NFL, ciertamente hay hombres de acero: volteamos atrás y miramos a figuras como Jimm Thorpe (tal vez el atleta más completo que ha existido), el poderoso Running Back Jimm Brown, o que decir de Brett Favre que durante 19 años (desde 1991 al 2010) brilló con una luz refulgente en los emparrillados de la NFL (solamente él y Peyton Manning pueden presumir de haber derrotado a las 32 franquicias de la liga,Ben Roethilsberger y Tom Brady, se le acercan con victorias sobre 31 equipos, pero se ve sumamente difícil que consigan la última victoria) todos ellos sin duda hombres de acero, pero el hombre de acero por antonomasia no puede ser otro que Terry Bradshaw genial QB de los Acereros de Pittsburg, sobre sus hombros y los de una formidable defensa (la celebérrima Cortina de Acero) se construyó la primera Dinastía de la NFL de la era del Supertazón (Detroit, Cleveeland y Green Bay dominaron la liga hasta fines de los 60) y como Superman Terry Bradshaw cumplía un papel discreto, lejos de los reflectores.
Cuando el QB de las cejas rubias debutó con los Acereros (por supuesto aún no era el “Divino Calvo” tenía todavía mucho cabello), las miradas de los aficionados al deporte estaban mirando hacia otro lado (Pelé y compañía se habían llevado la Jules Rimett a Brasil) Bradshaw venía de un par de buenos años en el Louissiana Tech, por lo que los Acereros no dudaron en usar la primera selección del Draft para tomar al jovencito Rubio, Chuck Noll con paciencia y trabajo fue puliendo ese diamante en bruto (las dos primeras temporadas de Bradshaw resultaron negativas con un saldo de 11 victorias por 19 derrotas) ya en 1972 el trabajo comenzó a dar frutos, Pittsburgh logro una temporada ganadora, cerrando con un 11-3 y pasando a Playoffs donde fue eliminado por Miami (que por cierto caminaba a la única temporada perfecta en la NFL) A partir de ese momento, Acereros se volvió invitado permanente a los Playoffs, en 1973 perdieron el juego de comodines ante Raiders, pero ya había suficiente material humano en Pittsburgh para hacerlos soñar (poco a poco con paciencia y sapiencia Chuck Noll estaba construyendo la cortina de Acero que estaría lista para la temporada siguiente, donde finalmente lograron su primer Superbowl al doblar a Minnesota 16 a 6 (hay que decir que el mérito de aquella victoria fue de la defensiva, aunque Bradshaw jugó cerebralmente, omitiendo errores: Para 1975 los Acereros llegaron de nueva cuenta al Superbowl en el que enfrentaron a Dallas en un durísimo partido que terminó 21 a 17 para los Acereros, que lograban así la hazaña de ser el primer equipo en conseguir dos títulos de Supertazón consecututivos, al año siguiente Bradshaw y los Steelers estuvieron a punto de realizar la hazaña de regresar al Supertazón, pero cayeron ante su némesis de aquél entonces, los Raiders de Oakland en el juego de campeonato, el siguiente año, se repitió la historiaBradshaw y compalía regresaron a los playoffs pero cayeron en el primer partido, pese a todo ello, ya se hablaba de Pittsburgh como un equipo fuerte y altamente competitivo, su defensa era su bastión, pero su ataque con Terry Bradshaw bajo el centro, también era fenomenal, un equipo perfectamente balanceado,
Así llegaron a la temporada de 1978 donde prácticamente arrasaron con la Conferencia Americana al sumar 14 triunfos por dos derrotas, despacharon a sus oponente de Conferencia para llegar al Superbowl XIII donde libraron una épica batalla aún recordada por viejos aficionados y los expertos, (el Superbowl más trepidante de la historia, fue llamado) después de intercambios de balones, jugadas geniales y errores garrafales, el marcador favoreció a los de Pittsburgh por un apretado 35-31, en un partido en donde El Divino Calvo mostró de la madera de la que estaba hecho, guiando a sus Steelers a una fragorosa victoria, para llevar a las vitrinas del equipo el tercer trofeo Vince Lombardi, la dinastía acerera era ya un hecho.
En el Superbowl XIV, el QB de las cejas rubias (Ya con poco pelo pero muchísimo talento y experiencia, llevó a los de Oro y negro a su cuarto título de Superbowl, hazaña que nunca ha podido ser igualada: 4 campeonatos en 6 temporadas, y si bien en los primeros títulos de Pittsburgh la defensa fue la que levantó la mano, en estos dos últimos fue la figura de Bradshaw, acompañado por el intimidante Runningback Franco Harris y el Flexible Lynn Swan, los artífices de esas victorias.
Las dos siguientes temporadas magia comenzó a agotarse, los Acereros quedaron marginados de los playoffs al cerrar con 8-6 y 6-3 , sin embargo un año después en la temporada de 1983, a pesar de tener unBradshaw muy disminuido y de recurrir a su suplente Mark Malonne, una vez más a los Acereros regresaron a la postermporada, dónde se enfrentaron a su némesis: los Raiders (ya de Los Angeles) que los barrieron con un contundente 30-14, al término de ese juego Cejas Rubias anunció su decisión de abandonar los emparrillados, pero se marchó con la satisfacción de ser el único mariscal de campo que jugó 4 Superbowls y los ganó todos.
Este hombre de acero, igual que supermán no pudo quedarse lejos de la acción y volvió a los emparrillados como uno de los comentaristas estrellas de la cadena de deportes ESPN, cada domingo, aquellos que los vimos jugar ahora lo escuchamos comentar, y quienes no lo vieron en acción, pueden preguntar sobre lo portentoso que fue Terry Bradshaw, un verdadero hombre de Acero para Pittsburgh.