Duarte pregunta a Yunes: ¿Yujuuu, me estás oyendo inútil?
Ante cámaras y micrófonos, a Javier Duarte nada ni nadie le quita la sonrisa, aunque lleve 74 días preso, amenazado por reos “maras”, humillado, lavando escusados y sin contacto con su familia.
¿Pues no que don Javier no aguanta un día más en el infierno de la cárcel guatemalteca?
Como sea, al llegar a la Torre de Tribunales de Guatemala, cambió de actitud; el reo se mostró confiado, sereno, bromista y locuaz. Las fotografías del momento son elocuentes.
¿Será entonces que a Duarte importa más burlarse del gobernador Miguel Ángel Yunes?
El peor enemigo de Duarte, agobiado por la violencia y el caos veracruzano, mira con coraje cómo su antecesor acepta la extradición para enfrentar a la justicia estatal. El cochino más puerco se ufana. Dice que los cargos en su contra son “infundados, ligeros vagos e imprecisos” y remata: “el gobierno de Yunes, es un gobierno fallido”.
¿El que todo debe nada teme?
Duarte quizá tenga razón. Yunes y sus abogados no lograron documentar el desvío por miles de millones de pesos que denunció durante la campaña política y los primeros meses de gobierno.
Las acusaciones contra Duarte (incumplimiento del deber legal, tráfico de influencias, abuso de autoridad, peculado y coalición), apenas se refieren a dos hechos: el uso indebido de un helicóptero oficial para huir y el desvío de 220 millones de la comisión local de aguas.
A #JavierDuarte, Yunes le hace lo que el viento a Juárez, o cuando menos eso pretende hacernos creer el campeón corrupto de los ex gobernadores priistas, quien se hinchó de dinero de manera brutal.
Según el cálculo de Duarte, las seis imputaciones de la Fiscalía veracruzana caerán por si solas y dejarán en ridículo a Yunes, quien en la “muina” total, insiste en que la risa socarrona de su antecesor se le borrará a Duarte del barbado rostro cuando pague las consecuencias de sus delitos.
Pero la trampa está en otro lado.
Será el 4 de julio cuando el Tribunal Quinto de Sentencia Penal de Guatemala defina si Javidu es o no repatriado a México para enfrentar a la justicia federal que le reclama dos presuntos delitos que le causaron deleite: operaciones con recursos de procedencia ilícita –que de acuerdo al nuevo Sistema Penal Acusatorio no es grave– y otro más por delincuencia organizada –que sí es palabra mayor–; en ambos casos la Procuraduría General de la República solicitará prisión preventiva.
Alberto Elías Beltrán, subprocurador Jurídico y de Asuntos Internacionales de la PGR nos dijo que, si el ex gobernador Duarte acepta ser retachado al país, podría enfrentar hasta 30 años de cárcel.
Sin embargo, el abogado defensor, Carlos Velázquez, advierte la posibilidad de que su cliente apele el fallo. De ser así, el proceso de extradición podría demorar entre ocho meses y un año. De lo contrario, la extradición sería inmediata, y Duarte iría a dar con sus abundantes carnes al Reclusorio Norte, a mediados de julio.
¿De eso también se ríe Duarte, quien confía en su experiencia corruptora para comprar una jaula de oro, que aun así no dejará de ser prisión?
¿Será que ya negoció su silencio para no soltar toda la sopa? ¿Qué viene dispuesto a cobrar facturas y venganzas pendientes?
El martes que viene, no se pierda el próximo capítulo de esta tragicomedia.
EL MONJE RISUEÑO: Si a los tres “duartitos” (Javier, Carolina y Emilio) les preguntan en la escuela a que se dedica su papá seguramente contestarán que es un digno merecedor de la abundancia que los tiene de vacaciones, en Santander, España, muy lejos de la bamba, la bomba y el jaranero ruido jarocho. Ni modo que digan que su papá es un travesti danzante de la zona roja, entre la política ingrata y la peor delincuencia. Los compañeritos de los niños quedarían pasmados. A lo mejor Duarte también se ríe de eso.