Las autoridades chinas han liberado de la cárcel al disidente y premio Nobel de la Paz Liu Xiaobo por razones médicas, después de serle diagnosticado un cáncer de hígado terminal durante su confinamiento.
El nivel de gravedad de Liu, de 61 años, se confirmó el pasado 23 de mayo y poco después las autoridades le trasladaron desde la prisión a un hospital universitario de la provincia norteña de Liaoning, donde sigue ingresado, según confirmó hoy a Efe su abogado, Mo Shaoping.
El Departamento de Prisiones de Liaoning confirmó la liberación de Liu en un comunicado posterior y aseguró que está siendo tratado por un equipo médico de «ocho renombrados expertos» en cáncer.
El disidente chino, uno de los más conocidos internacionalmente, fue condenado en diciembre de 2009 a 11 años de prisión por «subversión» tras ayudar a redactar y firmar la «Carta 08», un manifiesto político que pedía reformas democráticas al régimen comunista.
El documento, suscrito por otros 300 intelectuales, instaba al partido único a garantizar derechos constitucionales como la separación de poderes, el sufragio universal o la libertad de expresión, inspirándose en el manifiesto firmado por disidentes checoslovacos en 1977.
El abogado Mo Shaoping no ha podido ver directamente a Liu Xiaobo en el centro hospitalario, pero un grupo de familiares sí pudo visitarle hace unos diez días y de momento no se plantean trasladarle a otro país para que reciba tratamiento.
«En ese momento, se puede decir que estaba en condición estable», explicó a Efe el letrado, sin especificar qué allegados fueron al hospital.
Se teme que Liu Xia, la esposa del Nobel de la Paz 2010, no se encuentre entre ellos. Poco después de que Liu Xiaobo recibiera el galardón internacional -que enfureció al Gobierno chino-, la mujer fue puesta bajo arresto domiciliario y aún hoy, siete años después, sigue en esas condiciones sin haber sido acusada de delito alguno.
De momento, Liu Xia no pudo ser contactada por Efe y su teléfono permanece apagado.
El activista y amigo de la familia Hu Jia cree que la esposa de Liu Xiaobo sí debe estar al tanto de la situación de su marido, aunque reconoce que lleva varios años sin poder contactar con ella.
«El caso de Liu Xiaobo puede mostrar las terribles condiciones de las prisiones en China», denunció el investigador de Amnistía Internacional Patrick Poon en conversación con Efe.
Según Poon, «aunque es difícil establecer una relación directa entre su enfermedad y su reclusión, se sabe muy poco sobre su estado (de salud) en prisión».
Una de las últimas veces que Liu Xiaobo, a quienes sus amigos recuerdan como un escritor e intelectual de enorme talento, consiguió trasladar un mensaje al exterior fue en 2014, cuando pidió más atención para activistas poco conocidos.
Y es que, a pesar de los golpes, sus amigos recuerdan la valentía y entereza que siempre ha mostrado Liu.
En 1989, no dudó en participar en el movimiento prodemocracia que llenó la plaza de Tiananmen de estudiantes y trabajadores de toda índole, y consiguió negociar la salida pacífica de los manifestantes cuando el Gobierno chino sacó los tanques a la calle para disolver las protestas.
«No podemos permitir un derramamiento de sangre. Debemos irnos», les instó entonces Liu Xiaobo, según recordaba en una entrevista con Efe un periodista que se encontraba en la famosa ágora.
A pesar de sus esfuerzos, las manifestaciones acabaron en una masacre, aunque, según el testimonio de los supervivientes, la mayoría de las muertes se produjeron a la entrada de los blindados en la capital.
Tras la tragedia, Liu Xiaobo no abandonó sus reclamos y acabó detenido en varias ocasiones.
Su insistencia por conseguir que el Partido Comunista cumpla con la Constitución y garantice los derechos de la ciudadanía fue lo que le llevó a ser galardonado con el Nobel de la Paz y a que Noruega, que selecciona a este premiado y acoge la entrega del galardón, se convirtiera en un país no grato para China hasta que las relaciones se normalizaron a comienzos de este año.
La silla vacía en la ceremonia de los Nobel de ese año acaparó la atención internacional, pero desde entonces el foco se ha ido desviando y ahora grupos como Chinese Human Rights Defenders (CHRD) piden que vuelva a ponerse la atención en China.
¿Le liberan «tan sólo cuando está cerca de la muerte? ¿Después de encarcelarle de forma arbitraria durante casi nueve años? ¡No dejéis que China salga impune de esto!», reclamaba hoy en Twitter la directora de CHRD, Renee Xia.
Fuente: Crónica