Hace poco más de dos semanas el Presidente de EU entregó al Congreso un proyecto de reforma fiscal. Dicho proyecto, que solo consistió en una cuartilla, delineó los aspectos que se desean modificar, pero adoleció de un análisis sobre los objetivos que desean lograr en términos de crecimiento económico, impulso a la inversión y equidad de la carga fiscal, así como lo que puede significar para las finanzas públicas de ese país. En este sentido, para darles un ejemplo de la generalidad de este documento (por decir lo menos), el documento dice a la letra: “Crecer la economía y crear millones de empleos”, refiriéndose a uno de los objetivos que se desean alcanzar. A pesar del escaso contenido del documento y de la baja probabilidad que considero que va a tener de ser aprobada tal y como está, creo que vale la pena comentar sobre algunos aspectos sobre esta propuesta, por lo que decidí dividir el resto de este espacio en dos: (1) Contenido de la “reforma” fiscal; y (2) posibilidad de que sea aprobada.
(1) Reforma fiscal. La propuesta del Presidente Trump desea crear empleos y que la economía crezca, incentivando la inversión y el consumo privado. Esto lo quiere lograr mediante la disminución del impuesto sobre la renta tanto corporativo, como a nivel personal. Si bien por un lado esto podría hacer que el sistema fiscal de EU sea más competitivo a nivel internacional, por otro lado, otra de las propuestas desea desincentivar la inversión en proyectos en el extranjero. Asimismo, también desea simplificar el pago de impuestos e impulsar a las pequeñas y medianas empresas (PyMEs). En este sentido, el documento (la hoja) plantea: (a) A nivel corporativo, reducir la tasa del impuesto sobre la renta (ISR) de 35 por ciento a 15 por ciento e imponer un impuesto “de una sola vez” para empresas que tengan inversiones en el extranjero; (b) a nivel PyMEs, modificar la forma como pagan impuestos los dueños de dichas empresas, pagando la tasa de ISR corporativo -que podría disminuir hasta 15 por ciento-, en lugar de la tasa ISR personal –como en la actualidad-, que puede llegar hasta 39.6 por ciento (“passthrough”). Asimismo, instrumentar un sistema territorial de pago de impuestos con el objetivo de “nivelar el terreno de juego” para estas empresas; y (c) a nivel personal, reducir el ISR de 39.6 por ciento a 35 por ciento, eliminar el impuesto a las herencias, aumentar las deducibilidades de familias de bajos ingresos y simplificar los intervalos de pago de impuesto de siete, actualmente, a tres, con tasas del 10, 25 y 35 por ciento, dependiendo del nivel de ingreso.
(2) Aprobación. Así como está la propuesta de reforma no le veo ninguna posibilidad de ser aprobada. No solo por la falta de análisis de las consecuencias positivas y negativas para la economía y para las finanzas públicas de EU, sino porque se ve casi imposible que esta reforma sea “fiscalmente neutral” tanto en el corto, como en el mediano plazo. ¿A qué me refiero? A que las únicas dos medidas que implican un aumento en la recaudación (i.e. disminución de “algunas” deducibilidades y el impuesto de “una sola vez” a inversiones en el extranjero), de ninguna manera podrían compensar la caída de ingresos fiscales que las demás implican (e.g. reducción de tasa del ISR, eliminar el impuesto a las herencias). En este sentido, para que el congreso apruebe modificaciones fiscales, es necesario que la propuesta sea “fiscalmente neutral” en el corto plazo. Es decir, si el gobierno va a recaudar menos por alguna medida, es necesario encontrar otra fuente de ingreso o llevar a cabo un recorte de gasto público que compense la caída de recaudación en el año fiscal en el que se está pensando en instrumentar la reforma. No obstante lo anterior, el gobierno de Trump plantea en su discurso (no está plasmado en su propuesta) que debido a lo que se desea instrumentar tiene un efecto muy significativo en el impulso de la tasa de crecimiento, sin duda compensará (e inclusive sobrecompensará) en el futuro la caída inicial en la recaudación. A esto le llaman “dynamic scoring”. El problema es que este proceso puede tardar muchos años o de plano nunca cumplirse y aumentar el déficit fiscal o al menos el cociente de deuda como porcentaje del PIB. Por esto es que se ve muy complicado que la reforma sea aprobada tal y como está. No obstante lo anterior, a diferencia de los asuntos de salud, la mayoría de los Republicanos están de acuerdo en disminuir impuestos, por lo que considero muy probable que sí aprueben una reducción importante en la tasa de ISR corporativo. En algunos círculos políticos en EU se escucha que bien podría aprobarse una reducción del 35 por ciento actual a 25 o inclusive 20 por ciento. En este sentido, la reforma fiscal de Trump presenta muchas aristas, por lo que no sólo su aprobación se va caracterizar por complejidades profundas, sino que es probable que su instrumentación tenga consecuencias no deseadas, tanto para EU, como para el mundo, en donde es probable que de nueva cuenta México se encuentre “en el ojo del huracán” (pero estos temas de la semana que entra).
*El autor es director general adjunto de Análisis Económico y Relación con Inversionistas de Grupo Financiero Banorte y presidente del Comité Nacional del Estudios Económicos del IMEF.
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