La propuesta de una Asamblea Constituyente (Congreso unicameral) de unos 500 delegados, que enfrenta un firme rechazo de la oposición, es la estrategia del presidente Nicolás Maduro para pacificar a Venezuela, tras casi siete semanas de manifestaciones contra su gobierno.
El propósito de la Constituyente es reformar la Carta Magna vigente y Maduro asegura que con ella se alcanzará la paz, se cambiará el modelo económico petrolero y, principalmente, reformará la Asamblea Nacional y su incómoda mayoría opositora.
Insiste en que la Constituyente será soberana y plenipotenciaria, por lo que tendría jerarquía legal para disolver al Poder Legislativo.
Según Maduro, los delegados se elegirán mediante voto universal, directo y secreto, aunque una línea que anunció el 1 de mayo generó dudas sobre el método de elección, pues afirmó que la mitad de los delegados serán escogidos por grupos afines al gobierno como sindicatos y consejos comunales.
Pero las mayores dudas se refieren a la duración de la Constituyente, que podría ser de más de un año y durante ese tiempo estarán posiblemente suspendidas todas las consultas populares.
La oposición, incluso, cree que podrían representar un peligro para la realización de las elecciones presidenciales previstas para fines de 2018.
Maduro sostiene que el rechazo a su propuesta está encabezado por la alianza opositora Mesa de Unidad Democrática (MUD), el grupo patronal Fedecámaras y la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV).
Fuente: Notimex