Las calificadoras crediticias podrían regresar la calificación de México a una perspectiva «estable» -desde la actual «negativa»- tan pronto como en octubre de este año si las negociaciones sobre el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) llegan a buen puerto y se llega a un avance significativo antes de mayo del año que viene, dijo a EconomíaHoy.mx Marco Oviedo, jefe de investigación económica para América Latina de Barclays.
Para el especialista, la ratificación -y no una temida rebaja- por parte de Moody’s de la calificación crediticia de México es una «muy buena señal» para la economía mexicana que «quita mucha presión, y sobre todo elimina los escenarios catastróficos en el corto plazo» para el país.
La ratificación, indicó Oviedo, refleja el esfuerzo del gobierno mexicano por reducir el gasto, la disminución de la deuda por debajo del 50% del PIB y la posibilidad grande de que las cuentas del Estado cierren 2017 con un superávit fiscal «de una magnitud importante», al tiempo que Petróleos Mexicanos «está moviéndose a una situación más sostenible».
En la decisión de Moody’s «ayudó el dato más reciente de la actividad económica que indica que si bien hay una ligera desaceleración de la economía, está lejos de ser una situación catastrófica. El panorama cambió, se percibe muy positivo, contrario a lo que teníamos a principios de año», aseguró.
Moody’s es una de las tres principales calificadoras que pusieron la nota de México en perspectiva negativa (en riesgo de una rebaja en la nota, y por lo tanto de perder el «grado de inversión») el año pasado ante el temor de que la economía sufriera un descalabro causado por indicadores económicos débiles y un presidente Trump que retirara a Estados Unidos del TLCAN. «Una vez que se confirme que el TLCAN va a ser negociado y que los cambios no van a ser necesariamente negativos para México, las calificadoras no van a mover la nota (a negativa)», incluso, Oviedo prevé una revisión a la perspectiva hacia «estable» tan pronto como octubre de este año.
El pasado lunes, el secretario de Comercio de Estados Unidos, Wilbur Ross, declaró que su país no busca una salida del acuerdo comercial, sino una renegociación. En ese sentido «hay la posibilidad de que se haga una modernización del acuerdo en beneficio de todos los países por lo que tanto Moody’s como Fitch y Standard & Poor’s podrían estar menos preocupados por el nivel de solvencia del gobierno mexicano». Esto dependerá de los temas que el vecino país del norte quiera poner sobre la mesa, y del análisis que las firmas hagan de las repercusiones de dichos cambios sobre la economía.
No obstante, existe la limitante del tiempo. Las negociaciones sobre el TLCAN necesitan estar claras antes de que arranque formalmente la carrera electoral por la presidencia en 2018, lo que deja al gobierno mexicano con un plazo de un año para cerrar el acuerdo sin arriesgar que la próxima administración de marcha atrás a los avances.
«Si para mayo de 2018 no hay avances claros creo que sí está en peligro que la discusión pueda detenerse por el tema electoral y que EU prefiera esperar a negociar con la nueva administración. Hay tiempo, pero vamos a tener un presidente electo el cinco de junio y EU tendría todo el derecho de decir que ya no va a platicar con la administración saliente», dijo Oviedo.
Conforme pasa el tiempo, el sector financiero ha considerado cada vez más importante contemplar el escenario de una eventual victoria de Andrés Manuel López Obrador, pero el analista asegura que es necesario contar con el programa económico del líder de Morena para hacer una evaluación puntual del impacto de sus propuestas. «El simple hecho de que sea un partido de izquierda el que gane no necesariamente cambiaría la calificación en automático. Yo no he visto ningún programa específico de López Obrador que atente contra las finanzas públicas. Hay cosas muy vagas, han mencionado que van a respetar el balance de las finanzas públicas, pero también que quieren aumentar la inversión pública y el gasto social. Ahí hay un problema porque no dicen de dónde van a salir los recursos. Yo creo que hasta que no tengamos un panorama más claro de la política económica que López Obrador vaya a implementar, no veo a las calificadoras haciendo un ajuste sólo por el hecho de que gane».
Desde Barclays, ahora el mayor riesgo se vislumbra a mediano plazo. «Las finanzas públicas este año y el próximo van a estar bien. En 2019 quien gane la presidencia tendrá el reto de continuar con la consolidación fiscal, que quien llegue no quiera otra vez disparar el gasto con el pretexto de que la economía no viene bien, para que la deuda no rebase de nuevo el 50% del PIB, que no necesariamente es peligroso pero psicológicamente a las calificadoras les haría mucho ruido», concluyó.
Fuente: Economía Hoy