Elba Esther Gordillo quiere venganza; actúa al calor del rencor contra Enrique Peña Nieto que la mandó a la cárcel; maquina la forma de cobrarse el mayor agravio de su larga vida; juega a la política tenebrosa con reloj en mano… tic, tac, tic, tac…
Cuatro años y dos meses después de su captura, “La Maestra” afila la daga para hundirla sin piedad en el corazón de su peor enemigo usando la mano de la autonombrada “Maestrita” Delfina; está dispuesta a aliarse con el mismísimo “demonio”. El apoyo de Higinio Martínez, muy influyente ante la ex alcaldesa de Texcoco, y el de los “curas” del “pueblo”, tampoco sobran para hacer “palillos” del árbol tricolor.
Se juntan el hambre con las ganas de comer…
Es mentiroso lo que dice Fernando González, yerno de la prisionera; detrás del apoyo a la candidata de Morena hay algo mucho más profundo que solo simpatía y solidaridad gremial; hay sed de revancha para hundir al PRI en el Estado de México y de paso apoyar el Proyecto de Nación impulsado por Andrés Manuel López Obrador rumbo a 2018.
Elba Esther Gordillo opera con Rafael Ochoa (quien fuera su mano derecha) y el propio Fernando González, ex subsecretario de Educación Básica cuando el sindicato de maestros tenía pleno control de la SEP, siendo Josefina Vázquez Mota la titular del despacho; ellos saben cómo hacerlo; llevan lustros movilizando profesores y utilizando la maquinaria del sindicato magisterial como instrumento electoral. No olvide que en el feudo de la todopoderosa maestra Gordillo comenzó la rebelión que costaría a Roberto Madrazo quedar en tercer lugar en la elección presidencial del 2006, ganada apenitas por Felipe Calderón.
Es cierto que Elba Esther hoy no ostenta el control sindical pleno, aunque también es verdad que su líder, Juan Díaz de la Torre no ha terminado de cortar el cordón umbilical con su mentora. En medio de la batalla, el mandamás del magisterio oficialista habrá de decantarse seguramente a favor del PRI y el gobierno que lo encumbró tras la caída de “La Maestra”; seguramente eso será insuficiente pues Elba Esther aun mueve los hilos de la sección 36 del SNTE mexiquense, donde una intensa movilización de profesores podría derramar algo así como 250 mil votos que valen oro; suficientes para inclinar la balanza en una pugna que según las encuestas se definirá por la mínima diferencia, si no es que en tiempos extra.
La ex dirigente magisterial tiene además una fuerte influencia sobre la base del Partido Nueva Alianza (PANAL) coaligado formalmente al PRI, pero cuyos seguidores suelen simpatizar con el proyecto político de López Obrador.
A 18 días de la elección, el PRI y su candidato, Alfredo Del Mazo sufren calambres ante el embate de los espíritus que parecían conjurados.
EL MONJE PANADERO: No te calientes granizo, dice entre líneas Ricardo Anaya, líder nacional del PAN, en entrevista con el colega Pascal Beltrán del Río. Asegura que no habrá sorpresas de aquí a la elección mexiquense; que Josefina Vázquez Mota está firme, hace un esfuerzo extraordinario, y va de maravilla, aunque sus adversarios pregonen lo contrario; “son los mismos que pretenden tapar los agujeros de los gobiernos priistas que han logrado para el Edomex los peores saldos: primeros lugares nacionales en feminicidios, robo de vehículos, secuestros, corrupción y crecimiento de la pobreza”. Anaya habla para quienes lo quieran escuchar: “el PAN no contempla bajar a Josefina de la contienda en apoyo a la candidatura del perredista Juan Zepeda (…) Quienes siembran esos rumores buscan debilitar la campañapanista de manera perversa”, acusa. Falta poco para la batalla final, donde a juzgar por la última encuesta difundida el 8 de mayo por El Universal, estamos ante una elección muy cerrada entre Del Mazo del PRI (19.1%) y Delfina de Morena (17.5%), en la cual el PAN (10.4%) habría caído al cuarto lugar en las preferencias electorales, rebasado apenitas por el PRD (10.7%). Ya veremos dijo el ciego.