Gabriel Casillas
El Presidente actual de los Estados Unidos ha tenido un inicio muy complejo, por decir lo menos. El pasado domingo se cumplió la marca de los primeros 100 días. Esta marca ha sido históricamente muy relevante para los mandatarios estadounidenses, sobre todo porque las acciones que se han llevado a cabo durante este periodo han definido en gran medida la agenda político-económica de todo el cuatrienio. No obstante lo anterior, Trump comentó recientemente en Twitter que le parece un “estándar ridículo” para evaluar el desempeño de un Presidente, a pesar de haberse encargado de hacer una promoción sin precedentes de este legendario punto en el camino desde que estaba en campaña.
Asimismo, no me parece que Trump haya tenido un desempeño satisfactorio, juzgando por los resultados de las políticas que quiso instrumentar en este periodo. Fuera de la salida de Estados Unidos de las negociaciones del Tratado Trans-Pacífico (TTP) –en donde no se requirió aprobación legislativa alguna-, y la designación de Neil Gorsuch para integrar la Suprema Corte de Justicia de EU en calidad de Juez Asociado –en donde se requirió ratificación del Senado-, considero que Trump no logró instrumentar ninguna otra política relevante. Por otro lado, los dos reveses más relevantes fueron el no haber podido lograr la aprobación de la iniciativa para “reformar” la Ley de Servicio Médico Asequible (Obamacare o ACA) y el fallo del poder judicial para declarar la orden ejecutiva 13769 inconstitucional (prohibición de viaje a EU de países “predominantemente musulmanes”).
Desde un recuento de las promesas que el Presidente Trump ha incumplido en estos primeros 100 días, hasta el tipo de twits que ha emitido y el número de horas que se ha dedicado a jugar golf -en comparación con ex Presidentes de EU-, los principales diarios y sitios de Internet de noticias y análisis han dado cabida a una gran cantidad de ensayos y columnas de opinión sobre estos primeros 100 días de Trump. Por ello, más que ser una recopilación más, deseo dedicar el resto de este espacio a compartir mi opinión sobre cómo considero que podemos evaluar la posibilidad de que algunas de las políticas que el Presidente Trump continúa persiguiendo, lleguen a instrumentarse. En particular me enfocaré en las amenazas que ha lanzado en contra de México, como ejemplo. Si bien he insistido en que es muy probable que no se lleven a cabo, la amenaza que lanzó Trump la semana pasada de salirse del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), me hizo pensar que hacía falta reforzar el análisis sobre qué tan creíbles pueden ser esas amenazas (“Las tres amenazas de Trump”, 4 de abril).
En mi opinión, los factores que pueden determinar en gran medida qué tan creíbles pueden ser las amenazas que lanza Trump son cinco: (1) Qué tan fundamentadas en la realidad se encuentran; (2) la asequibilidad de poderlas llevar a cabo; (3) el apoyo de los miembros de su gabinete; (4) apoyo de los legisladores (aquí podrían ser dos factores si queremos hacer un análisis más fino, con Congreso y Senado); y (5) restricciones de la Suprema Corte. Para facilitar la presentación de esta forma de evaluación, considero que podemos poner en un mismo plano la (1) y la (2) –eje vertical en la ilustración adjunta-, y las (3), (4) y (5) en otro, en el eje horizontal de la gráfica. Así, las que se encuentran fundamentadas en la realidad o que son asequibles y por el otro lado, cuentan con el apoyo del gabinete y legisladores y no encuentran restricciones de la Suprema Corte son las amenazas creíbles (cuadrante 1), como renegociar el TLCAN. No obstante lo anterior, considero que salirse del TLCAN –como la amenaza lanzada la semana pasada-, por ejemplo, ni está fundamentada en la realidad, ni tiene apoyo de sus miembros del gabinete, ni de los legisladores y podría representar una restricción de la Suprema Corte, por lo que no es creíble en lo absoluto.
*El autor es director general adjunto de Análisis Económico y Relación con Inversionistas de Grupo Financiero Banorte y presidente del Comité Nacional del Estudios Económicos del IMEF. Las opiniones que se expresan en esta columna no necesariamente coinciden con las del Grupo Financiero Banorte, ni del IMEF, por lo que son responsabilidad exclusiva del autor.
Twitter: @G_Casillas