Pánico en la red y secuestro masivo de ordenadores en 150 países, no se sabe el número exacto de afectados pero algunos datos preliminares hablan de más de 200 mil. ¿El costo económico en daños? Incalculable.
Se trata de un ciberataque sin precedentes con sabor a hiel. La guerra es blanda pero no menos sucia en la red digital y forma parte del nuevo entramado de la Guerra Fría 2.0 en la que proliferan hostilidades en lo comercial, en la disputa por territorios, en los reacomodos geopolíticos y geoeconómicos, en las sanciones económicas y en la batalla diplomática; lo que sumado implica roces con alambre de púas por lograr el máximo poder de mando.
Es la mano negra, la que supuestamente está obrando en las elecciones de las naciones democráticas y la que hace acto de presencia todos los días sin dejar un ápice de tranquilidad en las empresas y en los organismos oficiales. No se puede bajar la guardia porque entonces emerge un bombardeo malicioso con torpedos de ransomware dirigidos a grandes submarinos económicos y organismos ligados con operaciones estratégicas como la movilidad de las personas.
La espantada del viernes pasado fue propagándose a diversos sectores en distintos países: Reino Unido con el sistema de hospitales colapsado pospuso las cirugías menos urgentes; Francia, con algunas empresas automotrices como Renault infectadas por el virus Wannacry (Wannacrypt A) operando un secuestro virtual y solicitando el pago de un rescate en Bitcoins de entre 300 a 600 euros por liberar la computadora y devolver los archivos incautados.
Rusia, tantas veces señalada como epicentro de los hackeos a terceros, esta vez fue bastante dañada con incidencias en bancos -Sberbank Rossii el mayor banco ruso registró una escalada persistente-, aunque también el virus fue dirigido a su red de ferrocarriles.
En Alemania, también los ataques de este malvado gusano anidaron en la red ferroviaria controlada por Deutsche Bahn AG y todo el fin de semana no ha dejado de estar salpicado de averías primordialmente en el servicio de ferrocarriles y en los trenes ligeros.
A COLACIÓN
El día de ayer, Rob Wainwright, director de la Oficina Europea de Policía (Europol) fue bastante enfático en señalar que el ataque de Wannacry no ha cesado; si bien se logró contener su magnitud devastadora, gracias a un joven inglés hábil en sistemas que encontró un fallo en el mecanismo de propagación del virus, a partir de este lunes se espera una nueva versión corregida del gusano cibernético.
Dicho sea de paso se veía venir: los hackers internacionales llevaban varios ensayos, el acontecido en el mes de noviembre del año pasado afectó a Twitter, Amazon, Reddit, CNN, Netflix, People y otras webs líderes en el universo del Internet lo que provocó una sacudida en la red y sobre todo mucho nerviosismo corporativo.
Ya lo venía alertando en Madrid José María Díaz de San Pedro, teniente coronel diplomado en informática militar, cuando yo asistí al seminario titulado “Ciberseguridad y Contrainteligencia” él nos dijo del atentado de DDoS de noviembre que: “Hubo un ataque coordinado por un grupo de hackers dispersado por el mundo, con lo que hasta ahora sabemos, ellos estaban probando algo, una nueva herramienta delincuencial o ciberterrorista y simplemente se les fue de las manos”.
Como está el patio para que a determinado nivel de prioridad ejecutiva los despachos, corporativos, ministerios y secretarías de Estado estén regresando a las Olivetti. “El Pentágono y otras instituciones con información privilegiada han retornado a la máquina de escribir a partir de los rangos medios superiores hasta arriba”, confió entonces el teniente coronel Díaz de San Pedro.
Además a la prensa y a la opinión pública no le llega la información completa de cuántos casos diarios se registran de ciberespionaje, ciberterrorismo y ciberdelincuencia.
Simplemente en España, los datos del Centro Criptográfico Nacional (CCN) refieren que en el transcurso de 2016 fueron detectados 19 mil 090 intentos maliciosos de ciberataques, el 90% operados por gobiernos extranjeros. Fundamentalmente provienen de China y Rusia.
“Al menos se han dado 42 críticos aunque sin comprometer la seguridad nacional y cada año el CCN identifica 8 mil troyanos o códigos maliciosos así como dos secuestros al día contra la Administración Pública se trata de los denominados ransomware”.
En la actualidad, añade Díaz de San Pedro, existen cinco tipo de hackers: el contrabandista de datos; el contrabandista de armas que usa códigos malévolos; el hacker financiero que ataca algoritmos y busca ganancias económicas inmediatas; el contratista o mercenario que trabaja para alguien más; y el grupo anónimo en el que encontramos desde activistas antisistema hasta células terroristas que usan la red para ideologizar y captar.
Se teme por la proliferación de los hackers que comercializan las bases de datos de clientes, por los que roban bancos con un simple teclazo y por los grupos radicales que usan la ventana gris para captar adeptos y desestabilizar el mundo.
*Puedes opinar en http://claudialunapalencia.blogspot.com.es economista y escritora, experta en periodismo económico, geoeconomía y análisis internacional