El Gobierno afgano y la OTAN confirmaron hoy que el líder del yihadista Estado Islámico (EI) en Afganistán, Abdul Hasib, murió en una operación conjunta de las tropas afganas y estadunidenses en la provincia de Nangarhar (este) el pasado día 27 de abril.
Exactamente dos semanas después del lanzamiento de la «madre de todas las bombas» en esa región, las tropas estadunidenses volvieron a cargar contra la formación yihadista en una redada mano a mano con las fuerzas de seguridad afganas, en la que perecieron «varios» altos mandos del EI, además de Hasib.
De acuerdo con la oficina de la OTAN en Afganistán, la operación conjunta, de la que no habían transcendido detalles hasta hoy, también infligió 35 bajas en las filas de a pie del grupo.
Encabezando la redada iban la Fuerzas Especiales de Afganistán, según explicó el palacio presidencial, que confirmó en su cuenta de Twitter el abatimiento del emir afgano del «EI-Khorasan», como se denomina a la facción del EI en Afganistán, por la mención a la región histórica que abarca este país y parte de Pakistán e Irán.
Las autoridades responsabilizaban al Hasib del ataque que el 8 de marzo causó más de medio centenar de muertos en un hospital militar de Kabul, además de secuestros de niñas y decapitaciones de ancianos.
Estados Unidos que el 27 de abril había informado de la muerte de dos de sus soldados en una operación conjunta contra el EI en Nangarhar, coincidió en señalar a Hasib por todas estas acciones.
Las tropas internacionales fueron un paso más allá al asegurar que el líder yihadista como culpable de secuestrar a mujeres y niñas para obligarlas a casarse con los insurgentes que comandaba.
Para el comandante de las tropas de Estados Unidos y de la OTAN en el país, general John Nicholson, la «exitosa» operación supone otro paso de importancia hacia su objetivo de neutralizar al Estado Islámico en Afganistán antes de que acabe el año.
Fuente: Excélsior