Los lavaderos
Colaboración de Carlos Ferreyra
Cierto sujeto que mora cerca a mi cuarto de azotea, dícese una de las personas de más confianza del círculo íntimo del gobernador capitalino, Miguel Ángel Mancera Espinosa.
Se trata de un señor de mediana edad impresionantemente atildado, de andares cuidadosos y ademanes suaves, casi de bailarín de ballet clásico.
Sin pretexto, suelta lo que parece que le está quemando las entrañas: a Miguel Ángel no le interesa ganar la Presidencia… quiere presencia para garantizar un buen hueso en la siguiente administración, pero mientras, hace ronchita por todos lados.
Por el tono y la inusual confianza, da la impresión de que habla con gran resentimiento, una persona lastimada como lo haría un amante despechado. Que no es el caso, desde luego.
Detrás de tanta amargura se intuye un dejo de verdad. Por la actuación del propietario único del añorado Distrito Federal, puede afirmarse que está convirtiendo todo servicio público en negocio personal. Y no hay duda de que son negocios tan personales, que a la ruta del Metrobús que no le alcanzó para pagar la gasolina, se le niega cambio de administración.
Cuestión en que no debería tener que ver el gobierno de la CDMX, porque es concesión a empresarios que invirtieron su dinerito y lo arriesgaron pero con candados y seguros que les permitirán, si no ahora, el reintegro de su capital más las ganancias no obtenidas en tiempos preestablecidos.
Mucho se ha hablado de la entrega de las grúas a los consanguíneos de Marcelo Ebrard; igual las bicicletas y los estacionómetros adjudicados a una empresa publicitaria de la que el hermano era empleado y hoy socio… o dueño. Marcelito está de regreso y espera, ahora sí, colarse en alguna de las cámaras legislativas.
De las recientes hazañas del gobernador local, habla su intención de vender el velódromo olímpico a los dueños del club de futbol Cruz Azul, supuestamente la cooperativa cementera, pero en realidad de quienes han hecho de la empresa su feudo familiar. Todos los aficionados al deporte de las patadas saben quiénes son. Y creo que todos los odian.
Por la variedad de negocios que se están generando en torno a los intereses del gobierno capitalino, el vecino está convencido de que Mancera por ahora intenta proteger sus negociados, sus empresitas y empresotas; luego optará por la vida política: pero en 2018 cargo por delegación presidencial.
En el caso del velódromo olímpico que está en Magdalena Mixhuca, el parque deportivo fue creación de Jesús “Palillo” Martínez, erigido con aportaciones no únicamente oficiales sino de suscripción popular.
Sin embargo, han privatizado paulatinamente el parque. Las canchas donde se celebraban torneos populares de futbol se alquilan igual que los servicios incluyendo baños y regaderas. Se ignora a beneficio de quién, pero gran parte de las instalaciones alberga un foro propiedad de OCESA, empresa de la que es socio Ramón Aguirre, hijo del ex regente del DF.
Es uno de los centros de espectáculos más redituable y de mayor éxito en el país y, hasta lo sabido, no paga un centavo a las arcas capitalinas.
Por allí va el asunto. Mancera, según el chismerío en los lavaderos, alienta los acuerdos entre la Barrales y el Anaya, ambos por la libre y con la oposición según se está viendo, de sus correligionarios. No importa, lo esencial es lograr el acuerdo para 2018, por cierto tema que no estaba en la agenda y que sorprendió a la inocente ex azafata que iba sólo por la condena contra el PRI en Nayarit.
Pero el gandallaje es el sello de Anaya que mientras trabaja su candidatura a La Grande, mantiene a su familia fuera de un país que no le merece la mínima confianza. Quiere a sus hijos y a su esposa fuera de la contaminación social, del riesgo personal cotidiano y de la mugre de los mexicanos.
Tanto el cuestionado manejador de 40 millones de pesos nunca justificados en Querétaro, como la Barrales, dueña de avión particular, enfrentarán a la dupla Graco—Aureoles, que se reunieron en elegante restaurante gachupín, mientras en Michoacán se registraban: 29 bloqueos carreteros con quema de igual número de vehículos; asesinato de nueve trabajadores aguacateros en terrenos antes propiedad de La Tuta; rebelión de ex guardianes comunitarios de los armados por Alfredo Castillo en Tierra Caliente; y para ser breves, el secuestro de un periodista de la televisión en Apatzingán.
Como vemos, primero es lo importante y luego lo demás…