La pregunta “¿alguien toma una caña al salir?” suena cada día en todas las redacciones y raro es que toda la plantilla diga que no. Así, los periodistas -al acabar la jornada- salen directos al bar de turno a “tomar una” (que no suele ser una) con los compañeros con los que llevan todo el día.
Sí, puede que esta escena se repita en muchos otros empleos, pero un nuevo estudio indica que los profesionales de la información “beben mucho”. La cantidad, según la investigación presentada en el London Press Club, es de 18 o más copas de algún tipo de alcohol a la semana. Además, beben un 5% menos de la cantidad recomendada de agua.
Tienden a descansar poco, comer mal y hacer poco ejercicio
La principal consecuencia de beber demasiado alcohol y poco agua es la deshidratación, a la que no ayuda el hecho de que también tienden a consumir mucho café y alimentos con altos contenidos en azúcares para mantenerse despejados. Este cóctel hace que el cerebro de los periodistas, según el estudio, “opere a un nivel más bajo que el de la media de la población”.
Para el estudio se tomaron distintas muestras de 40 periodistas de distintos periódicos, revistas, radios y diarios digitales. Durante siete meses, los participantes tuvieron que hacer test sobre sus hábitos cotidianos y de comportamiento, someterse a pruebas como análisis sanguíneos, llevar un monitor cardiaco, y completar un test de personalidad. Todo para averiguar cómo los periodistas viven con el estrés que supone su trabajo.
Los resultados de las pruebas también señalan que los periodistas tienen malos hábitos de descanso, nutrición y ejercicio. Muchos aseguraron que el trabajo no les dejaba mucho tiempo para descansar. Además, son personas con problemas de atención y se preocupan demasiado por cuestiones relacionadas con el pasado y el futuro.
A pesar de esto, la presión de su día a día, la alta responsabilidad que conlleva su empleo y los bajos salarios son cuestiones que “no les afectan porque consideran que su labor tiene un sentido y un propósito importante”, aseguró la neurocientífica que lideró el estudio, Tara Swart. “Los nobles objetivos de su trabajo les hacen más resistentes y productivos”, continúa.
Consideran que su labor tiene un sentido y un propósito importantes
La mayor parte de ellos aseguró “amar su empleo” y llegaron a describirlo como “un tiempo para sí mismos”. De hecho, todo lo negativo que pueda estar ligado al estrés de esta profesión les preocupa menos que cosas como tener niños, dinero o que sus padres envejezcan.
Las pruebas físicas mostraron que el estrés no les afecta más que a la media de las personas: sus niveles hormonales fueron normales. Según los resultados son capaces de sobreponerse a la presión mejor que otros profesionales como pueden ser los banqueros o comerciantes.
Los periodistas tienen, además, una alta capacidad de abstracción. Lo que indica que son capaces de hacer conexiones entre ideas que otros no son capaces de ver. Además, por supuesto, de la capacidad de filtrar información y seleccionar lo más importante.
Por ahora, el estudio -que está hecho con una muestra muy pequeña- no ha sido revisado.
Fuente: La Vanguardia