De los tres estados que buscarán renovar a su Gobernador, Nayarit es el único que ha experimentado la alternancia. La oportunidad que presentan los comicios del próximo 4 de junio es que una vez más el estado cambie de partido en el poder y existen más posibilidades que en los otros estados que esto suceda.
Además de la gubernatura del estado, estas elecciones renovarán 20 alcaldías y la totalidad del congreso local. Además esta será una elección atípica, sobre todo en la duración. En esta elección, por única vez, todas las autoridades serán electas por cuatro años para empatar calendario con las federales de 2021.
Una vez más se enfrentan los proyectos políticos de los dirigentes del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Enrique Ochoa, y del Partido Acción Nacional (PAN), Ricardo Anaya. Por un lado el del PRI quiere conservar la entidad y no sumarlo a lista de las entidades de las que perdieron el control, junto con las siete que ya les fueron arrebatadas. El proyecto del panista incluye recuperar la gubernatura que perdieron hace seis años y sumarlo a las victorias de hace un año. Pese a las diferencias naturales que cada una de las tres elecciones presentan, no se pueden separar debido a que sus características comunes.
El electorado nayarita representa sólo el 1% del nacional, con un padrón aproximado de 813 mil votantes. El estado ya ha sufrido dos cambios de banderas, en 1999 y en el 2005. Primero fue una alianza entre el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y el PAN y luego el PRI recuperó la entidad en el 2005.
Hay 20 alcaldías que también votarán por la renovación. De ellas, 16 están bajo el control del PRI, tres fueron ganadas en alianza PAN y PRD y una independiente.
De los 30 escaños por los que se compone el congreso local, se votarán por 18 y los otros 12 saldrán de la representación proporcional (plurinominales). Actualmente el congreso local está dominado por el PRI con 15 lugares, seguido por el PAN con seis, el PRD con tres, dos de Morena, dos del Partido Verde Ecologista (PVEM) y dos del Partido del Trabajo (PT).
Hay ocho candidatos que buscan ser Gobernadores del estado. Dos lideran coaliciones, tres representan a partidos sin alianza y hay tres independientes. Es la entidad que tendrá más independientes buscando la gubernatura.
Antonio Echevarría García lidera la “Coalición Juntos por Ti” (PAN, PRD, PT y el Partido de la Revolución Socialista). Este empresario no tiene experiencia en la administración pública y es hijo del ex gobernador de ese estado, Antonio Echevarría Domínguez que quitó las riendas de la entidad al PRI en 1999.
Manuel Humberto Cota Jiménez quiere ser gobernador de Nayarit siendo el abanderado de la otra coalición compuesta por el PRI, el PVEM y Nueva Alianza. Ha sido Diputado local, federal, Presidente Municipal de Tepic y Senador de la República.
Raúl José Mejía González, candidato del partido Movimiento Ciudadano (MC), fue Presidente Municipal de Tepic, Diputado local y federal y Senador de la República.
Miguel Ángel Navarro es candidato por el Movimiento Regeneración Nacional (Morena). Ya había competido por la gubernatura del estado pero con el PRD. Ha sido Senador por el PRI dos veces y Diputado federal.
Francisco Javier Zapata Pérez candidato del Partido Encuentro Social (PES), fue director de Seguridad Pública en el municipio de Xalisco, Nayarit y Jefe de la unidad jurídica de la secretaria de agricultura, desarrollo rural y pesca del estado de Nayarit. Nunca ha ostentado un cargo de elección popular. El PES hizo alianza con el PAN en Coahuila y alianza con el PRI en el Estado de México, pero va solo en Nayarit.
Hilario Ramírez Villanueva, conocido como “Layín” irá por la vía independiente. Fue elegido dos veces como Presidente Municipal de San Blas. Es conocido como el alcalde que “robó poquito” debido a declaraciones que el mismo dio antes de su reelección en ese municipio. Además ha estado envuelto en diferentes escándalos públicos.
Antonio Ayón Bañuelos, otro de los candidatos que busca Nayarit por la vía independiente, no tiene experiencia política ni como funcionario.
Víctor Manuel Chávez Vázquez busca ser gobernador por la vía independiente. Al igual que Ayón Bañuelos no tiene experiencia política ni en la administración pública.
La pelea por ganar el ejecutivo estatal se queda entre Manuel Cota representando al PRI y Antonio Echeverría con la alianza PAN-PRD, tratando de repetir lo hecho por su padre en 1999, cuando arrebataron el control de la entidad al PRI.
En las últimas cuatro elecciones la participación ha sido mayor al 58%, siendo el estado de los tres que elegirán gobernador en esta ocasión que tiene mayor participación electoral. Salvo las elecciones del 2005, donde hubo una participación del 58% en los comicios, las elecciones del 2011 (60%), de 1999 (63%) y de 1993 (71%) los comicios siempre han contado con participación superior al 60 por ciento.
De los tres estados en los que habrá cambio de gobernador, Nayarit es el único que ha tenido más de una bandera en el ejecutivo estatal. De hecho, los nayaritas han transitado por dos alternancias, una en 1999 cuando una alianza PAN-PRD venció al PRI y en el 2005 cuando el PRI recuperó la entidad, siendo el año con menos participación electoral. En el 2011, el PRI se quedó de nueva cuenta con la gubernatura.
Si en el Estado de México y en Coahuila las elecciones del próximo 4 de junio presentan una oportunidad para quitarle las gubernaturas al PRI, en Nayarit las opciones se ven más claras. Por lo menos eso es lo que deja ver la encuesta del periódico Reforma, que le da casi 19 puntos de ventaja al abanderado del PRD y PAN, Antonio Echevarría García, repitiendo lo que su padre logró hace algunos años. Según la encuesta de Reforma, Echevarría García es apoyado por 43.7% de los nayaritas y sólo el 24.9% apoya a su contrincante del PRI, Manuel Humberto Cota.
De darse los resultados como el periódico Reforma afirma, Nayarit se sumaría a las 12 gubernaturas que ha perdido el PRI, todavía sin contar las posibilidades reales de perder Coahuila y el Estado de México.
Cuando el PRI recuperó la entidad en el 2005, con una diferencia de cuatro puntos, la elección fue muy cerrada y en el 2011 la diferencia fue de seis puntos, cuando se quedó con la entidad. En ambos casos se gozó de niveles de participación superiores al 58 por ciento.
Fuente: El Economista
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