Al cumplirse una semana de las inundaciones y deslaves en Mocoa, el viernes se anunció formalmente la suspensión de la búsqueda de sobrevivientes de una tragedia que ha dejado 314 muertos y 106 desaparecidos en esta ciudad del sur de Colombia, al tiempo que se mantuvo alerta roja por riesgo a más deslizamientos.
Debido a que se han agotado las esperanzas de encontrar gente con vida, la mayoría de los rescatistas dejarán de buscar y se enfocarán en cerrar los censos de damnificados para distribuir la atención humanitaria y evitar que se propague una epidemia.
«El restablecimiento por completo tomará una generación. Esta es una tragedia humana muy grande, que deja duelo, que deja huella y unos pensamientos de tristeza que no se pasan fácil», dijo el ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas, el viernes en la noche desde esa ciudad, donde todavía no hay agua corriente ni energía eléctrica.
El gobierno tiene más de 500 solicitudes de contacto de familiares, es decir, personas que no han sido halladas: podrían estar en hospitales de otras ciudades, perdidas sin teléfono celular o, simplemente, muertas bajo los escombros. La cifra de desaparecidos bajó de 127 a 106 a lo largo del viernes, según Villegas.
«Estamos finalizando, si no hemos finalizado, el tema de las víctimas fatales», aseguró el funcionario, después de hablar de toda la gente que sigue desaparecida.
En los barrios devastados por el alud de lodo que tomó a la ciudad desprevenida durante la noche se pierde toda esperanza de encontrar sobrevivientes. Pero en las casas sepultadas por el barro, en las masas de árboles a la orilla del río y en las montañas de escombros esparcidas por las calles todavía puede haber muchos cuerpos.
Fuente: La Razón