Colaboración de Carlos Ferreyra
Hay muchas formas de tortura, una de ellas y quizá la más cruel, es la sicológica. Se coloca a la víctima en situación de esperar algo, de que detengan su sacrificio que no lo hagan extensivo a familiares que no afecten sus propiedades… en fin, esperanzas nunca cumplidas.
La forma más vulgar es el sadismo, cuando el torturador goza al infinito de las angustias, los sufrimientos, los pesares de su víctima que entre más expresa dolor, más satisface a su verdugo.
En días pasados el pastor tricolor, un señor Ortiz Reza, anunció con sonrisa perversa, la boca torcida hacia abajo, que el ex gobernador de Coahuila, Humberto Moreira, “está a punto” de ser expulsado del Partido Revolucionario Institucional, en el que militó tres décadas y por el que alcanzó posiciones que le facilitaron hacerse de un capitalito que dejará sin agobios a sus familiares hasta tres generaciones.
Humberto, se recuerda, fue gobernador del estado que heredó como suena, a su hermano, sujeto con las mismas mañas. Claro, entre hermanos –exclúyase a Caín y a Abel—no se asesinan ni económica ni políticamente. Dice el anuncio que como las mujeres, los Moreira se pueden destrozar pero jamás se harán daño.
Evidente, Humberto pasó las horas más negras de su vida pensando en que sería expulsado de tan prestigiado instituto político. Así¸ cavilando, topó con un partidito juvenil o de jóvenes (él ya está pasado de hervor) que lo amparó para que consiga una diputación, aunque sea localita pero que garantice impunidad.
Ortiz Reza, valeroso y oportuno, anunció, trompetas, bombo, platillos, heraldos con banderines, que Moreira queda fuera de los tricolores porque aceptó la candidatura por partido distinto. Humberto, su alma, descansaron en paz.
Además del pastor priista, hay otro sádico por ahí. Un señor al que conozco, hemos compartido pan y sal en varias ocasiones y me parece, me pareció siempre sólido, culto y vaya si lo es: fue Abogado General de la UNAM durante mucho tiempo.
Luis Raúl González Pérez, hoy presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, en reciente acto lamentó la situación de los periodistas. En la ceremonia se mencionó que de 48 denuncias justificadas y documentadas, las autoridades apenas lograron tres sentencias condenatorias.
El organismo al decir de su presidente, tiene mayores datos que los mencionados, pero vale decirlo, no cuenta con elementos para someter a los autores de las atrocidades de las que han sido víctimas más de cien informadores en apenas una década. Ni tampoco cómo obligar a las autoridades a que cumplan con su obligación.
En el más reciente informe de la Comisión, dijo que en el país hay más de 32 mil personas desaparecidas; sin contar los datos ocultos por los gobiernos de seis estados, uno de ellos Morelos donde se han descubierto infinidad de fosas clandestinas. Graco, el gobernador, quiere ir por La Grande y no permitirá que se exhiba a su ranchito como tierra de asesinos, aunque lo sea.
En diez años, informó, se han descubierto 855 fosas. Y así nos trae, entre información dura y sin consecuencias. Los familiares sufren pero nada se puede hacer, también se asegura.
A la CNDH le han pedido su intervención para que el uno de los más importantes narcos en las cárceles mexicanas, el H20 o algo similar, se le mejore su reclusión. Ya antes tuvo opinión sobre reclamaciones de otros narcos, uno de ellos el Chapo, aparte del asesino de Colosio, Mario Aburto, hoy pasado de moda, en mediana seguridad.
Menciono para concluir, a un señor que no es sádico sino tonto. Luego de conocerse la huída y posterior refugio en Estados Unidos de un jefe de la Policía Federal, Iván Reyes Arzate, el comisionado de ese cuerpo, Manelich Castillo hizo una rueda de prensa en la que anunció que a este sujeto lo tenía bajo investigación desde el año pasado.
Reyes tenía 16 años en el cuerpo policíaco y fue detectado como enlace del grupo Beltrán Leyva con los uniformados. No se definió quiénes, tampoco en qué medida influenciaba o impedía las actividades del órgano de justicia pero al saber en noviembre que la investigación iba en serio, Iván se puso de acuerdo con el norte, ofreció información a pasto y ahora se encuentra en poder de la “justicia” yanqui.