Gabriel Casillas
En campaña, el actual presidente de los Estados Unidos, Donald J. Trump, amenazó a México con llevar a cabo tres acciones si era elegido presidente: (1) Restringir el flujo de remesas; (2) construir un muro fronterizo; y (3) salir o renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). No obstante lo anterior, en sus primeros 75 días en el poder, Trump no ha podido cumplir la mayoría de sus promesas de campaña. A nivel global, recordemos que el candidato Trump prometió retirar o al menos reducir el apoyo militar a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y a Japón y en ambos casos, la realidad se ha impuesto y ha tenido que reiterar el apoyo militar de su país. Asimismo, sufrió varios reveses con el poder judicial para imponer la prohibición de viaje a personas provenientes de países predominantemente musulmanes. Por el lado interno y quizá el revés más relevante que ha sufrido Trump hasta el momento, el bloqueo de la reforma de salud para “repeler y reemplazar” la ley de servicio de salud asequible (Affordable Care Act, también llamado Obamacare). Al final del día, el asunto que quiero enfatizar es que ya sea porque la realidad se impuso o porque el andamiaje institucional que lo rodea han parado las intenciones de Trump, se ve muy difícil que Trump cumpla las tres amenazas que empezó a lanzar hace un año cuando se encontraba ya en pre-campaña.
(1) Restringir el flujo de remesas. Desde los comentarios que el entonces pre-candidato Trump hizo en una entrevista para el diario estadounidense Washington Post en abril del año pasado, hasta su último día en campaña, no hubo día en el que no estableciera algún tipo de restricción a las remesas como parte de su plataforma de campaña. Desde poner un impuesto a los flujos de remesas de los migrantes, hasta confiscar estos envíos, Trump siempre ponía este tema en la mesa. ¿Qué ha dicho o hecho al respecto? – Nada. Desde que Trump se convirtió en Presidente electo no ha vuelto a mencionar “ni media palabra” sobre las remesas. Si bien todavía hay algunos congresistas en EU que han comentado sobre el tema, para Trump el tema quedó atrás. ¿Qué pasó? – La realidad se impuso. El Departamento del Tesoro de EU “le comentó” que no podían distinguir legalmente entre una transacción financiera de un no residente al extranjero y una remesa de un migrante.
(2) Construir un muro fronterizo. En este caso en particular operan ambas fuerzas. Por un lado, la realidad se ha impuesto respecto a quién lo va a pagar, ante la gran dificultad de forzar a una nación soberana a pagar por un muro. Por otro lado, la restricción presupuestal se está imponiendo. En este sentido, aunque Trump quiera destinar recursos del presupuesto federal para el muro –a costa de recortes de gasto en otros rubros-, percibo que los legisladores republicanos no están muy de acuerdo con esto, ya sea incorporando este gasto en los rubros de defensa o de seguridad nacional. Así, la posibilidad de que se amplíe el muro cada vez es más baja y probablemente termine con unos pocos kilómetros de barda, que se anuncie con “bombo y platillo” y que se diga que se prefirió invertir en tecnología (e.g. drones, radares más precisos y fotografía satelital), en lugar de un muro físico.
(3) Salir o renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Si bien Trump firmó una orden ejecutiva para que EU saliera oficialmente de las negociaciones del Tratado Trans-Pacífico (TTP o TPP), nada similar ha ocurrido con el TLCAN. Pudo haber “invocado” el artículo 2205 del TLCAN y salir de este tratado seis meses después. Tal vez a costa de una controversia constitucional, dado que el Artículo 1º de la carta magna de EU dice que “…es facultad del Congreso regular el comercio entre naciones…”, pero Trump pudo haberlo hecho en su afán de negociar con un primer paso muy agresivo. No lo ha hecho. ¿Por qué? –Porque una vez más, la realidad se ha impuesto. El déficit comercial que tiene EU con México no es porque México le exporta una gran cantidad de bienes y servicios, mientras que EU casi no exporta. Ese déficit es resultado de un sinnúmero de operaciones de importaciones y exportaciones, que resultan en un pequeño déficit, que representa menos del 10 por ciento del déficit comercial total de EU. En materia agropecuaria –como el Secretario de Economía, Guajardo, lo ha comentado-, México es un gran cliente para EU. México es el primer destino de las exportaciones de maíz, arroz, lácteos y carne de cerdo, por ejemplo. Asimismo, debido a los acuerdos de “nación más favorecida” con la Organización Mundial de Comercio (OMC), si EU se saliera del TLCAN, seis meses después nuestro comercio con EU se regiría por la OMC, en donde los términos de intercambio de EU se verían mermados. Ya lo dijeron el Secretario de Comercio de EU, Ross, y el Presidente del Consejo de Comercio de la Casa Blanca, Navarro, no se van a negociar aranceles, cuotas, cupos y tarifas, se van a modificar las reglas de contenido de origen y los procesos de disputas legales. México está de gane.
No por nada los participantes de los mercados financieros globales ven a México “con otros ojos”. El peso mexicano se ha apreciado casi 15 por ciento del 20 de enero a la fecha y los precios de las acciones de varias emisoras que cotizan en la Bolsa Mexicana de Valores han tocado niveles máximos históricos. Esto no quiere decir que el periodo de gran incertidumbre ya terminó y tampoco quiere decir que mientras la incertidumbre observó sus momentos más álgidos, no haya restado crecimiento al PIB de nuestro país, pero sin duda la situación sobre la relación bilateral entre México y EU se ve mucho mejor que hace unos meses.
@G_Casillas
*El autor es director general adjunto de Análisis Económico y Relación con Inversionistas de Grupo Financiero Banorte y presidente del Comité Nacional del Estudios Económicos del IMEF.