El 26 de abril de 1986 murieron 31 personas en Chernóbil, impactadas por un poder nuclear 200 veces superior al de las bombas de Hiroshima y Nagasaki combinadas. Alrededor de 135.000 personas tuvieron que ser evacuadas poco después.
La cantidad de muertes desde entonces por trastornos genéticos, malformaciones de órganos internos y cáncer como consecuencia de la radiación es incierta. Según algunos cálculos, la cifra se eleva a 500.000 muertos.
El accidente se produjo en las primeras horas del día, durante una prueba para simular un corte de suministro eléctrico. El aumento súbito de potencia en el reactor 4 de la central produjo el sobrecalentamiento del núcleo del reactor nuclear, lo que terminó provocando la explosión del hidrógeno acumulado en su interior.
El área permaneció deshabitada por años. La radiación se extendió al menos a 13 países de Europa central y oriental. La lluvia radiactiva llegó hasta Irlanda.
Hoy, 31 años después del peor accidente nuclear de la historia, se puede acceder como turista a la zona de aislamiento, un círculo aproximado de 29 kilómetros de radio rodeado de alambre de púa. El acceso es estrictamente controlado, así que las delegaciones y visitas guiadas suelen recorrer sólo las rutas preestablecidas.
Fuente: La Nación