Colaboración de Carlos Ferreyra
Con las elecciones en el Estado de México, comienza el circo que se extenderá hasta 2018 cuando entre en disputa la Presidencia de la República. Presenciaremos cosas grandes y maravillosas en la disputa por lo que impúdicamente llaman “la joya de la corona”.
Con los tres principales partidos amontonados a la derecha del espectro ideológico, tenemos una muestra del cochinero en los comicios que se realicen en el país. Y naturalmente en la pugna por la Silla del Águila.
Veamos a los contendientes: el tricolor, Alfredo del Mazo Maza, hijo y nieto de gobernador, primo del presidente de la República y esposo de distinguida señora con raíces familiares panistas. Como alcalde y aún como legislador no se le recuerda un hecho que le puedan agradecer sus paisanos.
Josefina Vázquez Mota, derrotada aspirante a Los Pinos, repudiada por los panistas históricos que la vieron como una advenediza cuando los “head hunters”, cazadores de cerebros de Vicente Fox, la descubrieron y la lanzaron al estrellato. De Secretaría en Secretaría no se le recuerda nada, pero llegó a las alturas partidarias.
Delfina, su origen modesto lo ha convertido en la lucha de buenos contra malos, tricolores y blanquiazules, a los que tacha de elitistas y de no entender a quienes sobreviven la cultura del esfuerzo diario.
Como política tampoco registra mérito alguno. Aunque como están las cosas en el Estado de México eso parecería más una virtud que un defecto: no tienes negativos.
El primer día de campaña nada qué destacar. Delfina acompañada por Bartlett, el que decretó la caída del sistema cuando los ahora PRD estaban a punto de llevar al altar de la Patria, Los Pinos, al heredero natural, el hijo de quien construyó el monumento, Lázaro Cárdenas. Que se compromete, claro, a acabar con la corrupción, la impunidad y la inseguridad.
Hoy Manuel camina del brazo y por la calle con Cuauhtémoc, planeando formas de rescatar al país pero sin trabajar para nadie en particular; el beneficiado parecería ser Andrés Manuel López Obrador.
Con Delfina se fotografía Barbosa, el oscuro poblano que surgió a la fama gracias a la amputación sufrida en una extremidad, hecho médico transformado por arte y gracia de la política, en algo con tintes heroicos. De allí a la fama, al pastoreo de sus colegas en el Senado y al acaparamiento de recursos para lo que sigue: la candidatura al gobierno poblano.
Alejandro Encinas, maniobrero perredista que trabaja para Morena, pero con las patas en el PRD para no perder prerrogativas, premios y recompensas que otorga un inútil Senado que sólo sirve para repartir dinero. Patrocinó el plantón de Reforma y lanzó al desempleo a miles por el cierre de cientos de pequeñas empresas.
Josefina, que se había negado a hacer su declaración tres de tres, le mide el agua a los camotes. No puede equivocarse para explicar sus meses viajando por el mundo con todo y familia, y cuando no ha justificado el uso de mil millones de pesos entregados a Ongs gringas.
Dinero que equivale a lo destinado en esta emergencia de expulsiones. Con una diferencia: cuando Chepina recibió la lana, no existía la emergencia, así que debió aplicar el dinero con tranquilidad y con un proyecto definido.
A lo anterior, habrá que añadir los financiamientos a su padre y sus hermanos por parte de una empresa acusada de lavado de dinero. Y como por ahí dicen: no soy responsable de lo que hagan mis parientes, yo no los escogí… respuesta lógica.
El líder priista, Ochoa Reza, anuncia expulsiones. Los tricolores no son santos de la devoción nadie. No pueden serlo cuando impidieron la captura de Duarte, y esconden a otros a los que con bombo y platillos anuncian su defenestración partidaria. El mismo tamborileo de los circos cuando va tener lugar un acto peligroso.
Y peligrosísimo si recordamos cuando Duarte declaró que había aportado dos mil 500 millones de pesos a la campaña de Peña Nieto, aparte de que señalan cifra similar de manos de “El Diablo” nayarita, hoy rindiendo cuentas a la justicia yanqui.
Llegan las vacas gordas para los medios de difusión. Supervisados por el INE, los partidos políticos harán lo que le salga de la portañuela. No hay control del gasto, como lo demuestra la ignorancia sobre cuánto usó el Bronco de Monterrey; sólo sabemos que el Diablo metió la mano.
Que va a ser un cochinero la elección, no hay duda. Allí andan los panistas y su asesor extranjero, Solá, con un video en el que asaltantes de autobuses, politizados, explican por qué son malos: la culpa es del Estado.
En una gráfica está el priista, un joven sin faz ni talento, diría una canción; familiar de quienes todos saben, debe ser gobernador a como dé lugar. En un estado caracterizado por los asesinatos de mujeres –primer lugar nacional— anuncia ”salario rosa” a las amas de casa y critica a Eruviel por no garantizar la seguridad de los habitantes de la entidad.
Josefina también habla de más seguridad con policías más efectivos. Ninguno de los tres suspirantes tiene idea de cómo lograrlo. Ofrecen el cielo y las estrellas, total luego cambiarán discurso.
La frustrante esperanza sexenal…