Colaboración de Carlos Ferreyra
1.- Se pregunta el veterano periodista Octavio Raziel por el diferente trato entre la diaria matanza mexicana y los dos muertos en Campos Elíseos, en París.
De lo primero nadie se preocupa pero de lo segundo los periódicos del mundo se han encargado de difundirlo en todos los tonos posibles, hasta llegar a la conclusión de que se trata de uno más de los atentados terroristas que, curioso, están a cargo de ciudadanos nacionales aunque de procedencia árabe en Estados Unidos, Alemania, Bélgica y ahora en Francia.
2.- Los puntos de referencia entre las naciones europeas y entre México y Estados Unidos, son tan distintos que en tanto en el viejo continente se aterrorizan por estos hechos, en Estados Unidos asumen la categoría de normales y se intenta en todas formas de ocultar que son actos políticos, inclusive religiosos. O los convenientes autoatentados.
En México ni siquiera llaman la atención, en los medios impresos los colocan en páginas interiores y en los electrónicos son referidos en forma breve, esquemática y sin contenido, salvo el hecho en sí mismo; en Reynosa no sabemos cuántos muertos hubo después de días de combates entre dos grupos narcos.
Las valerosas autoridades pidieron a los habitantes que no salgan de sus casas, que cierren a piedra y lodo puertas y ventanas, que no se asomen a la calle… en síntesis que se encarcelen para los que los asesinos puedan darle gusto a matarse entre ellos, libres, sin limitaciones ni molestias.
3.- Crece el número de mujeres muertas con violencia. Al desgaire se mencionan siete cada día que son casi 50 a la semana, 200 al mes, 2,400 anuales. Son citadas así por agencias dedicadas al combate al crimen, igual que por responsables de acumular números estadísticos. Las muertas, hoy, son sólo eso: un número más en el gran tablero del desgobierno nacional.
Datos duros: en Guerrero la violencia contra las mujeres subió más de 350 por ciento en apenas un año. De los 600 casos registrados en los meses recientes, sólo se investigaron 9.5 por ciento. Y se hizo fuera del protocolo que las caracteriza como feminicidios. No quiere decir que fueron casos resueltos.
En similar situación está el Estado de México, en ambas entidades se manipula la información oficial, por interés del gobierno federal en Guerrero de no asustar al turismo y en la vecina entidad, porque es la cuna de Enrique Peña Nieto que le ha dedicado atención y recursos que superan al resto de la Federación. Sin que se noten.
3.- No es de interés para los legisladores: las activistas a favor de los derechos de las mujeres exigen que todo asesinato de una dama sea categorizado como feminicidio. Y que por eso las penas sean ampliadas y la atención de las autoridades sea total.
Durante meses, muchos, años quizá, conocimos la matazón diaria de jovencitas empleadas de las maquiladoras en Ciudad Juárez, frontera con Estados Unidos. La zona desértica era la preferida por los criminales para abandonar los cuerpos inertes de sus víctimas.
Las investigaciones nunca fueron más allá que determinar la causa de muerte. Y se acabó. Nunca se puso la mirada en algo que los diarios fronterizos Texanos alertaron: casi en la línea que separa a Estados Unidos con México, fueron construidas dos prisiones especiales para depredadores sexuales.
4.- Todo ciudadano mexicano que quiere pasar al norte, debe exhibir su tarjeta fronteriza o la verde o la visa turística. No es igual el trato de allá para acá. Basta la palabra del que quiere ingresar a México, una identificación cualquiera y la promesa de regresar después de un fin de semana destrampado.
El retorno es simple: llegan con los migras gringos, les dicen quiénes son, que estuvieron haciendo y que van de regreso a su santo hogar donde los espera un dulce mujercita tapizada de pecas. Nunca dicen que anduvieron de picos pardos ni mucho menos si se ahorraron el pago a la acompañante y la mataron.
De ahí que sin que haya estadísticas al respecto y sólo a ojo de buen cubero, aumentaron exponencialmente los crímenes y los abusos sexuales en Juárez coincidiendo con la entrada en operaciones de las cárceles para este tipo de delincuentes.
Nuestras autoridades nunca quisieron entrarle de frente al asunto, y las autoridades gringas enfrentaban un problema: se trata de concesiones privadas en las que las reglas son elásticas al grado de que pueden imponerse otras diferentes a conveniencia de los dueños de los reclusorios. Y eso pasó, establecieron cuotas, permisos finsemaneros y más. Todos contentos.
Se ocultó la numeralia fatal, las fechas en que explotó la violencia sexual y los testimonios de quienes podían relacionar la actividad criminal con los visitantes de bares y otros antros. Posibles clientes de las prisiones fronterizas.
carlos_ferreyra_carrasco@hotmail.com