La cochina guerra ha comenzado en el Estado de México. No solo por los votos sino en las encuestas.
Los tricolores están dispuestos a todo para conservar la última verdadera joya de su corona… y buena parte del futuro de cara a la elección presidencial.
Para el PRI, perder la batalla por la tierra de Peña Nieto, no es opción; echa toda la carne al asador, con todo y el asador, mediante el apoyo social en forma de tinacos, materiales de construcción, hornos de microondas, lavadoras, sillas de ruedas, uniformes, escrituras, monederos electrónicos… y un largo etcétera donde solo faltas puercos, gallinas y mugre y media; todo pegado y pagado con dinero nuestro.
–¿El PRI fósil usa la pobreza como arma electoral?
Al candidato Alfredo del Mazo Maza, carga el peso de la sangre espesa, que aumenta densidad porque también tiene glóbulos panistas por parte de madre, Carmen Maza Urueta, prima hermana de los Gómez Mont Urueta, panistas de abolengo. A Del Mazo lo asombra (de sombrear) su propio árbol genealógico tricolor (nieto e hijo de gobernador) y para efectos, primo lejano del presidente de la República; lo más rancio del legendario grupo Atlacomulco. No en vano la administración peñista se ha volcado con las mejores armas para pelear la madre de todas las batallas al filo de la ley.
Otro súper interesado en la victoria de Alfredo del Mazo es el gobernador Eruviel Ávila, quien, entre pujidos y chapitas, mantiene encendida la llama de una candidatura presidencial, aunque la corrupción, la inseguridad, la extorsión, el secuestro, los feminicidios, los robos de vehículos, casa y el transporte, y una larga lista de pendientes, intenten apagarla.
El Estado de México es un estado que deambula a caballo entre demasiada pobreza y bastante riqueza; exactamente a media tabla del campeonato nacional (es el dieciseisavo lugar en matera del PIB)
En las elecciones del próximo 4 de junio, exactamente de hoy en dos meses, no solo está en juego el prestigio del partido tricolor.
También, Andrés Manuel López Obrador se someterá a la prueba del ácido en las urnas, detrás de la profesora Delfina Gómez, quien presume conocer el dolor del hambre. Es cierto, habrá que ver cuántos de los once millones de ciudadanos mexiquenses votarán más por La Delfina de El Peje que por El Delfín de Peña.
Cobijada por el dueño de Morena, Delfina apuesta a la vieja fórmula del Mesías Tropical: germinar la idea de que este es un pleito entre buenos y malos, entre la vieja y corrupta aristocracia priista y el pueblo bueno, víctima de casi un siglo de abuso e impunidad. La Delfina sacará la barredora para poner la basura en su lugar.
La tercera en la pelea es Josefina Vázquez Mota. Si bien es la más conocida a nivel nacional lleva fresco en la memoria el fracaso electoral de su candidatura presidencial, en 2012. Según La Josefina, en esta ocasión será distinto porque el partido la apoya; dice que no hay fracturas ni en la estructura panista ni en su equipo de campaña; sabe que de su papel depende la competitividad del PAN para regresar a Los Pinos, independientemente de quien resulte candidato o candidata.
El cuarto en discordia es Juan Zepeda, El Comodín incomodón, quien promete sepultar al PRI en el panteón; analistas pronostican que Zepeda tendrá un papel testimonial. Lejos quedaron los años felices en que el PRD se presentaba como la segunda fuerza mexiquense; hoy, pocos le dan oportunidades de ganar, aunque los votos que logre para el Sol Azteca podrían ser el fiel de la balanza.
Los números son elocuentes. La última encuesta del diario El Financiero, publicada ayer, coloca a Alfredo del Mazo en primer lugar de la intención de voto con el 32%; ha subido 11 puntos desde que el gasolinazo lo hizo caer al 21%. Delfina Gómez y Josefina Vázquez Mota aparecen empatadas con un 26%; Juan Zepeda, arranca con un lejano 12%.
El último sondeo publicado por el diario Reforma muestra a Del Mazo, Gómez y Vázquez Mota en empate técnico… con Zepeda hasta atrás.
Ya veremos quien se mueve más para salir mejor parado en la siguiente foto.
EL MONJE CALLADO: El crimen gana en Ciudad Juárez. El cierre del diario El Norte, tras el asesinato de la reportera Miroslava Breach, pone fin a 27 años de historia periodística. La delincuencia organizada, la política cómplice y corrupta, y la falta de garantías, silencian una voz crítica, nos dice el periodista Oscar Cantú, quien baja la cortina del diario impreso y el portal digital; falso que lo haya hecho para disfrazar una quiebra, nos dice. La libertad de expresión y el derecho a la información sufren una derrota lamentable. Total, pierde el periodismo… y pierde la sociedad.