El vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, abogó por someter a Corea del Norte a «más presión y aislamiento», aunque sin descartar «otras opciones» y tras haber recordado los bombardeos en Siria y Afganistán como advertencia a Pyongyang. El «número dos» de la Casa Blanca rebajó así el tono de la administración de Trump frente al régimen que lidera Kim Jong-un, en un momento de tensión máxima en la región por las exhibiciones de poderío militar y la intensificación de la retórica belicista por ambas partes.
Tras reunirse en Tokio con el primer ministro japonés, Shinzo Abe, y con su homólogo y titular de Finanzas nipón, Taro Aso, Pence afirmó que Washington aspira a «poner de acuerdo a la comunidad internacional» para «aplicar más presión diplomática y económica» a Corea del Norte y tratar de empujarle hacia la desnuclearización.
Aunque Pence insistió en que «se terminó la época de la paciencia estratégica» y en que el gobierno de Donald Trump emprenderá un «camino distinto», no quedó claro en qué diferirá el nuevo enfoque respecto al mantenido por anteriores administraciones y centrado también en incrementar el aislamiento de Corea del Norte. «El diálogo es necesario, pero también es necesario ejercer presión», dijo en rueda de prensa Pence, quien también destacó que la paz «llega a través de la fuerza», durante su reunión con Abe. «Debemos resolver (la crisis de Corea del Norte) de forma diplomática y pacífica, pero el diálogo sin resultados no tiene ningún sentido», dijo, por su parte, el primer ministro nipón.
El vicepresidente estadunidense proseguirá posteriormente con su gira por la región de Asia-Pacífico en Indonesia y Australia.
Fuente: Milenio