El presidente ucraniano Petro Poroshenko visitó la central de Chernóbil con su homólogo bielorruso, Alexander Lukashenko, con motivo del 31º aniversario de la catástrofe ocurrida en ese sitio, considerada el peor accidente nuclear de la historia. «Debemos recordarlo, estas heridas no cicatrizan», declaró Poroshenko en un discurso delante del reactor accidentado de la central nuclear de Chernóbil.
El 26 de abril de 1986 el reactor número cuatro de la central nuclear de Chernóbil explotó cuando se realizaba una prueba de seguridad. Durante diez días, el combustible nuclear ardió, despidiendo a la atmósfera elementos radioactivos que contaminaron, según algunas estimaciones, hasta tres cuartas partes de Europa, pero sobre todo Rusia, Ucrania y Bielorrusia, en aquel momento repúblicas soviéticas.
Cuatro mil las muertes ocurridas o por ocurrir en los tres países más afectados. Un año después, la ONG Greenpeace evaluó en cien mil el número de muertes causadas por la catástrofe. Por su parte, las autoridades ucranianas habían dado cuenta, en 1998, de unos 12 mil 500 muertos entre los liquidadores de la planta.
«Gracias a los héroes que, pagando con su vida y su salud, nos protegieron contra las consecuencias horribles de esta tragedia», declaró el primer ministro ucrananio, Volodimir Groisman, en un mensaje publicado en Facebook. En noviembre de 2016 se instaló una gigantesca campana de acero, financiada por la comunidad internacional en el reactor accidentado, un proyecto pensado para garantizar la seguridad del sitio en los próximos 100 años.
Fuente: Milenio