POR LA ESPIRAL
Claudia Luna Palencia
¿Hasta dónde puede llegar la atribución de un Gobierno para defender o al menos para mediar por los intereses empresariales de su marca nacional? Quien diga que el libre comercio y el flujo de inversiones empresariales corren venturosos como el viento, sin que nada ni nadie los detenga, es realmente un mentiroso.
Existen tratados, acuerdos, leyes nacionales e internacionales, organismos internacionales pero dígase lo que se diga, la soberanía es… la soberanía.
Hasta el momento no conozco un país que invada a otro por el hecho de afectar a sus intereses empresariales, por ejemplo, ¿qué pasó cuando el dictador Hugo Chávez se puso a nacionalizar empresas extranjeras? ¿Lo bombardearon?
Cementos Mexicanos (Cemex) pilotada durante muchos años por Lorenzo Zambrano (falleció en Madrid por una afección cardíaca en un viaje que había planeado para dirimir una disputa fiscal con la Hacienda española) padeció hasta lo indecible tras la expropiación de la filial de la cementera en suelo bolivariano en el verano de 2008.
Y sí por supuesto que sucedió: de la noche a la mañana, Zambrano tenía una batería de abogados viajando a Venezuela esgrimiendo que bajo derecho no podía el presidente Chávez expropiar una de las subsidiarias de la tercera cementera del mundo. Al final perdió la empresa.
La inversión extranjera directa juega un papel importante y dinamizador de toda economía, dista mucho de la inversión de cartera que entra en los canales financieros buscando provechos bursátiles, mejores réditos y hasta ventajas fiscales. Algunos les llaman capitales golondrinos léase en términos vulgares y menos refinados, más bien especuladores.
Todo lo contrario la inversión extranjera directa compra activos, crea empleos, derrama beneficios en distintos canales de la economía, paga impuestos y participa dentro de la generación de la riqueza de un país.
A COLACIÓN
La Marca España tiene a sus titanes como sus mejores representantes, hablo de relevantes multinacionales, el nuevo desembarco ibérico en América Latina iniciado desde la década de 1990.
Han arriesgado comprando activos pero el negocio les ha salido bastante bien sobre todo porque la región es un mercado en expansión, en la medida que más pobres dejen de serlo y formen parte de la clase media eso contribuirá a ampliar su horizonte de consumo.
En los peores años de la crisis económica de estos últimos ocho años, muchas multinacionales lograron solventar el vendaval debido a sus posiciones en América Latina. La diversificación de la cesta.
Aunque los riesgos siempre están. Estos días, Gas Natural Fenosa arrastra una mala racha con el gobierno de Colombia ya es un conflicto que amenaza con desbordar hasta los máximos tribunales internacionales involucrados en dirimir rifirrafes comerciales, de competencias y de respeto a la legalidad de la propiedad privada internacional.
La batalla de Gas Natural Fenosa contra el gobierno de Colombia apunta a que será lo suficientemente ríspida, le demorará tiempo a Isidro Fainé lograr un entendimiento efectivo entre sus abogados y los representantes políticos colombianos encabezados por el presidente Juan Manuel Santos.
El día de ayer, Fainé solicitó que sus abogados se pusieran en contacto con los encargados de arbitraje del Tribunal de las Comisión de las Naciones Unidas para el Desarrollo Mercantil Internacional a fin de interponer un recurso legal por Electricaribe, recientemente “confiscada” por decisión oficial.
Gas Natural Fenosa, que celebrará el próximo 20 de abril su Junta General de Accionistas 2017, informó a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) la mala situación financiera –morosidad y fraude-, por la que está atravesando con dicha subsidiaria adquirida en el 2000. Y ahora en manos oficiales.
También Sacyr es otra empresa española metida en problemas. La ampliación del Canal de Panamá se está convirtiendo en un laberinto cuya única salida apunta hacia los tribunales; después de disputas legales y meses de retraso en la obra se ha dado paso a una guerra de declaraciones entre la empresa constructora y la gestora administradora del Canal.
La ampliación del Canal de Panamá ha sido una de las obras de infraestructura de mayor envergadura en las que Sacyr ha participado y que en cifras internas la multinacional española calcula podría representarle pérdidas cercanas a los 300 millones de dólares.