Colaboración de Carlos Ferreyra
Dice el presidente que la crisis está en la mente, que no sucede nada, que todo va muy bien… la mente es la culpable de la percepción de los mexicanos, de sus quejas, de sus incertidumbres.
Habrá que darle la razón. Hace muchos años, personalmente no podría precisarlo, México dejó de ser un país con problemas y con agobios pero con posibilidades de compostura, con visos de alguna mejoría, poca quizá pero siempre con miras al futuro.
Ya no. Con gesto dolorido y con voz dubitativa, José López Portillo dijo que estábamos en el riesgo de convertirnos en un país de cínicos. Más que la expresión de un temor, fue la voz de advertencia. Poco tiempo pasó para comprobar que somos algo peor que un país de cínicos.
Somos una nación de delincuentes. Una experiencia que platica el director de Excélsior, Pascal Beltrán: en diálogo con alumnos de periodismo preguntó sobre el robo de la playera de un sujeto que juega algo que llama fútbol con escafandra.
Los jóvenes aceptaron que ellos lo hubiesen hecho. No les molestó la idea de que se trata de un delito ni encontraron razón por la que deberían castigar al ratero. ¡Cuidado!, se trata de jóvenes que en el futuro orientarán a la opinión púbica bajo ese criterio insensible.
Prendemos la televisión y qué se encuentra: encostalados, fosas clandestinas, asesinatos siempre impunes, asaltos y hoy como novedad que no es nueva puesto que se remonta a hace varios años, el surgimiento de una recua de imbéciles yunioritos que se amontonan para golpear a quien encuentran indefenso. Lo graban y lo presumen. La autoridad bien, gracias, sólo dice que ya lo sabía.
Cinco meses ha permanecido en el escritorio del gobernador de Chihuahua, Javier Corral, alias “el justiciero”, el expediente con las pruebas de los robos de su antecesor, César Duarte del que ahora sin empacho anuncia que se encuentra en un poblado fronterizo, pero del lado de Estados Unidos. Lo comenta al terminar el hoyo 19 y brindar por lo bien que juega el golf, deporte de reyes.
Lo mismo pasa con la detención de Antonio Enrique Tarín García, ex director de Adquisiciones del chihuahueño Duarte, que entregó 300 millones de pesos a una empresa con la que se le relaciona. Él dice que nada tiene que ver con tal negocio, pero nada aclara sobre el dinero.
Para mayor felicidad, Tarín no esperó a que lo enchiqueraran sino que se refugió en un recinto sagrado, nueva catedral de la impunidad, la Cámara de Diputados, donde han sido amparados narcotraficantes como el michoacano Julio César Godoy, introducido a las instalaciones por el impoluto Alejandro Encinas que además le permitió dormir en su oficina.
El mismo caso, sólo que hoy se trata de un priista que esperó que le otorgaran un amparo, lo que obviamente sucedió, para intentar protestar el cargo de diputado federal, cuyo propietario murió “afortunadamente para el perseguido por la justicia”, en un accidente de auto hace una semana.
En España se alborotó el sistema judicial que por allá anda en las mismas que aquí, cuando se enteraron que un juez que para mayor inri tiene hijas pequeñas, decreta la libertad de Diego Cruz, el extraditado jumento veracruzano, autor de un atentado sexual contra una jovencita a la que autoridades como el citado impartidor de justicia ha contribuido a violentar una y otra vez.
Anuar González Hemadi, el juez, llegó a la imbecilidad total al afirmar que introducir los dedos en la vagina de la víctima no había sido con lascivia sino un mero tocamiento incidental. Por lo pronto ya se ganó el mote de “Juezporky”, la destitución y una investigación que alcanzará el análisis de su fortuna.
Y no es todo, el gobernador de Nayarit, Roberto Sandoval, dice que su fiscal logró reducir en 90 por ciento los secuestros y los crímenes dolosos, pero se ve obligado a rectificar al conocer que el funcionario Edgar Veytia Cambero, fue detenido por la policía de Estados Unidos por tráfico en gran escala de drogas, lavado de dinero… y van tras 250 millones de dólares de su nada modesta fortuna. Y nadie cree en la ignorante inconsciencia del gobernador.
Para redondear, el gobernador de Nuevo León, más conocido como “El Bronco”, lo tuvo a sus órdenes como principal consejero en seguridad y lo responsabilizó de estructurar el área correspondiente donde quedaron enchufados los sujetos que llevó Veytia. O más claro: organizó al Cártel Jalisco Nueva Generación dentro del estado.
Del asesinato de periodistas, tema que ni calienta ni enfría a nuestro mandatario, no sólo se trata de Miroslava sino del centenar de asesinados y la treintena de desaparecidos sin que haya una sola autoridad que se haga responsable por la seguridad de los informadores.
Sin duda es también percepción, algo que está en la mente de quienes reclaman el asesinato cotidiano de periodistas, a la luz de pleno día con testigos presentes, desde vehículos a los que no se molestan en ocultar las placas.
México en la mente… o México demente.
carlos_ferreyra_carrasco@hotmail.com